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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
7
Comedia. Drama Comedia que retrata con humor la vida de un matrimonio entre un exitoso escritor y una mujer estudiante e hiperactiva, una vez que sus hijos abandonan el hogar. El redescubrimiento de los sentimientos, las diferentes miradas y las peripecias de un matrimonio que vuelve a convivir sin hijos. (FILMAFFINITY)
15 de mayo de 2008
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La elección de la temática central nos sitúa desde el mismo título en el ámbito de la psicología, un territorio donde Burman pareciera sentirse a sus anchas. De este ámbito este joven realizador toma la figura metafórica del "nido vacío" como síndrome aplicable a las parejas que, a determinada altura de la vida, ven partir a sus hijos hacia la independencia, obligando a los padres a repensar su propio proyecto de existencia. Esta serie de síntomas que suelen afectar más a la mujer (ancestralmente a cargo de la cría), que al hombre, caracterizado por una vida socialmente más independiente respecto del hogar, son mostrados desde el eje de la mirada del protagonista, un introvertido escritor interpretado por Oscar Martínez.

Burman se maneja con gran desenvoltura tanto en los aspectos más livianos como en las vetas más ríspidas por aspectos recónditos de la interioridad masculina. Para eso, cuenta con el aporte de Oscar Martínez, que demuestra una ductilidad actoral que le permite salir de una situación desesperada con una dosis de lacónico humor. Cecilia Roth, por su parte luce su habitual oficio de personaje fuerte, seguro y dominante, que lleva las riendas de la pareja pero permanece en un segundo plano.

Este sexto largometraje de Burman está focalizado sobre un sector social más poderoso socialmente que la joven pareja de "Derecho de Familia", por lo que los conflictos económicos parecen quedar al margen para dar lugar a planteos psicológicos sobre la incomunicación, la infidelidad y el aburrimiento, más propios de la literatura y el cine europeo de los años sesenta, lo que imprime a la película cierta desactualización temporal y la deja como congelada en el tiempo.
Pero lo interesante está en la forma de narrar estas situaciones, como en la extensa escena inicial de discursos entremezclados, gestos, señas y silencios.
Construida con abundancia de primerísimos primeros planos, con muchas elipsis y silencios que son ocupados por la música con protagonismo destacado, el montaje de la película resulta esencial para la comprensión de la trama, particularmente por la apertura y cierre del film, que transforman la estructura misma de la obra en un círculo que contiene los límites respecto de lo que es especulación ficcional y lo que no. En el primer ámbito resultan discutibles algunos riesgos no del todo logrados, como las coreografías casi musicales (de corte onírico) que buscan desnaturalizar el relato. Es importante destacar que Burman se reafirma también como un gran director de actores, incluso en los personajes secundarios y su acabada reproducción de situaciones que parecen calcadas de la realidad y en las que logra sondear algo más allá de las apariencias.
rouse cairos
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