La amplia variedad de psicópatas depravados que abundan en este telefilme va encabezada, sin lugar a dudas, por el cura lascivo y pedófilo que se cepilla a una adolescente pre-universitaria y le mete mano bajo el camisón a su hermana adolescente y escolarizada aún sabiendo que está poseída y a la que ya acosaba en la ducha años atrás.

Podríamos continuar con el padre celoso y constantemente irritado carente del menor afecto por su familia, a la que solo utiliza como pretexto para dar palizas, amenazar e incluso disparar a todo su entorno familiar, salvo al único que realmente ha abusado de sus hijas.

No nos olvidemos del novio de Isabella, futuro presidente honorífico de la ANR e hijo adoptivo de Charlton Heston que no suelta el rifle ni para limpiarse el culo y que pese a asegurarle al padre que ama a su hija es el único que no pasa ni un segundo a solas con ella. Eso sí, no duda en encañonar a un cura para obligarle a practicar un exorcismo a su novia y posteriormente intentar echarlo de casa. También casi mata a la hermana cuando esta llega a su casa y posteriormente esta a punto de descerrajarle un tiro a su novia cuando está poseída. En ningún momento ningún miembro de la familia tiene a bien pedirle que se vaya o que al menos deje el arma un ratito antes de hacer daño a alguien.

Tenemos al veterinario que intenta apuñalar a una niña con una jeringuilla del tamaño del sable de Sandokan y que está secretamente enamorado de la esposa de su mejor amigo. Llega a fumarse un puro del calibre 12 mientras le suelta "yo a tu mujer le pongo la máxima nota". También se escriben cartas secretas donde una mal disimulada amistad no puede ocultar el deseo visceral de trincarse a la amargada mujer del ranchero.

Por último, no podía faltar el sheriff paleto con bigote que secuestra mujeres y las viola en el bosque antes de matarlas.

Por supuesto, las mujeres de esa familia no merecen menos, pues la esposa del ranchero se pone tonta con el veterinario que suministraba las jeringuillas de Re-animator y Braindead y pasa del marido (que prefiere la compañía de caballos, de su futuro yerno artillado y de un rechoncho ex-cura mejicano traumatizado y muy pasivo).

La hermana mayor se cepilla a un cura y cuando este le da una somanta aún se enamora más de él. Su verdadera indignación es que la deje a medio follar porque su hermana pequeña, a la que el cura ya se ha beneficiado, está poseída y requiere atención urgente.

La hermana pequeña (Isabella) es más puta que las gallinas, pero esto no es un efecto de la posesión demoníaca, porque ya se cepillaba al cura en la ducha siendo menor y por lo que parece también a su padre y quien sabe si también al mejicano y a algún potrillo desprevenido de propina.

Como colofón no me resisto a citar la frase más memorable de la película. Es al principio, cuando traen a Isabella del campo llena de sangre en boca y manos y dice "Mamá, me he comido un conejo". Tras verla toda la película abierta de piernas creo que es un guiño y la frase va con doble sentido...