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Voto de manusuperocho:
2
Drama Tres personajes se encuentran una noche de invierno en una parada de autobús y presencian el abandono de un perro. Mila es una profesora que ha estado un año de baja tras sufrir una agresión por parte de un alumno. Celso, un guardia jurado casado, padre de un hijo y con graves problemas económicos, está a punto de enterarse de que va a ser padre otra vez. Valeria es una estudiante de violonchelo con una turbia relación familiar y ... [+]
22 de octubre de 2008
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque lo único que sucede en esta película es que pasan los días; no ocurre absolutamente nada. En caso de que no nos percatemos de esta verdad absoluta (que los días pasan), cosa que podría ocurrir, cada cierto tiempo aparecen títulos que dicen lunes, martes o miércoles. Son trozos de la vida cotidiana y poco interesante de algunas personas sin amigos ni colegas y en época de crisis, sin ninguna trama conjunta salvo que un día están en la misma parada de autobús. Pesimista y aburrida, llena de tópicos y tremendamente previsible, sin aportar nada nuevo en ningún aspecto; ni siquiera es efectiva como película coral o drama social. La mayoría de las actuaciones son excesivamente forzadas y teatrales, demostrando poca naturalidad en conversaciones y situaciones que pretenden ser trascendentales sin conseguirlo (como las tribulaciones de la eterna sufridora Silvia Munt). La única excepción es la del siempre eficiente Alex Brendemül, y los personajes de su mujer y su hijo. Mercedes Sampietro también está correcta, aunque con estos papeles y estas líneas de diálogo poco pueda hacer, y Aina Clotet es muy guapa, cosa que no tiene nada que ver con la película.
A la mayoría de planos les sobran diez segundos, y sumando las cortinillas de lunes, martes y miércoles se llega a convertir en un producto de una hora y media, que pasa como si fuesen tres.
Se podría decir aquello de "realismo" o la manida fórmula "trata sobre el aislamiento y la incomunicación del ser humano", como todas las películas vacías de este estilo. Pero reconozcámoslo, la realidad es menos aburrida.
Mientras pasan los minutos, uno puede sufrir al recordar con nostalgia "En la ciudad", de Cesc Gay, una grandísima -de mis favoritas- y anterior película en la que también aparece Brendemühl (el único reclamo que me atrajo a ver 53 días de invierno).
Hacen falta guiones originales en el cine español; no sirve la excusa del presupuesto porque hay decenas de películas baratas con ingeniosos diálogos y actuaciones naturales que funcionan a la perfección. Si nos anclamos en éste tipo de filmes, en la autocomplacencia, en el porteccionismo extremo, los únicos contentos serán los críticos que sobrevaloran películas de este corte.
Habría que acordarse de Hitchcock, que decía -no recuerdo cómo exactamente- que había gente que rodaba trozos de vida y que él lo que intentaba ofrecer eran "trozos de pastel".
Necesitamos más pasteles, o por contra incluir este tipo de películas en el género del documental, donde podría tener más sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
manusuperocho
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