Seguramente no sea la obra maestra que muchos dicen. El guión no es todo lo redondo que debiera, o quizá es que algunas cosas se perdieron en el montaje. Está bien que muchos conflictos y pasiones de los personajes secundarios queden sólo apuntados, pero hay subtramas que, sencillamente, se cortan de manera traumática. Incluso no sé si hay defectos en la narración, igual me he despistado. En la noche de la fiesta, los personajes de Bridges y Bottoms se van de juerga con sus amigotes y acaban pagando a una prostituta para "desvirgar" al amigo al que consideran "tontito". Mientras, el personaje de Cybill Shepherd se va a la fiesta de la piscina. Pues bien, la trama evoluciona con Bridges y Bottoms, y la historia avanza en el tiempo, días, semanas… Sin embargo, minutos después volvemos a la fiesta, relatando la escena de Shepherd con el chico anfitrión de la fiesta, en la cocina. ¿Flashback? ¿Hubo varias fiestas? Todo puede ser, no queda claro, y me parece un error.

Dicho ello, y a pesar de todo, la película me ha gustado. La utilización del blanco y negro es primorosa y las interpretaciones de todos los actores son de Oscar. Me ha gustado la manera de relatar la historia, a veces muy explícita, a veces con grandes elipsis. Es más, la película resulta más atractiva por lo que omite que por lo que muestra. Hay muchos ejemplos de ello: la relación de Bottoms con su padre; la muerte del personaje de Ben Johnson en un fin de semana en que los protagonistas se van de juerga (no vemos nada de una cosa ni de la otra, pero no hace falta); salida de la ciudad del personaje de Bridges durante una buena temporada…

No obstante, aunque se pone el acento en las escenas de máxima tensión dramática, y aunque la narración esté llena de estos grandes saltos, la película funciona muy bien como descripción de ambientes… El estilo es sumamente conciso, casi frío, de documental. Y, sin embargo, la tragedia flota en el ambiente de un modo permanente, como un destino ineludible, de tragedia griega. La traición, la mentira, la hipocresía, el puritanismo... Bognadovich hace una eficaz disección de las miserias humanas. El sexo descrito como instrumento, como desesperación. Hasta la música suena polvorienta. Insensibilidad hacia la muerte. Y es que el comportamiento humano no es más que la lucha por sobrevivir en un entorno hostil y, a la vez, rutinario.

Es como un cuadro de Hopper sin color.... Y, a la vez, un gran homenaje al cine como expresión artística y como vía de escape hacia universos míticos y épicos.