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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Drama Barrio madrileño de Maravillas. Eloísa es una abnegada esposa y madre eficiente, que vive con su marido, un guardia municipal más autoritario en casa que en la calle y al que a veces se le va la mano. Su hijo es un beato que salió del seminario poco antes de convertirse en sacerdote, y que se pasa la vida estudiando y rezando para expiar los pecados de su familia. Las hijas, dos hermanas, obsesionadas cada una a su manera por la ... [+]
6 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desgarradora y cruel, “El mundo sigue” es seguramente una de las películas de las llamadas “de culto” más insólitas dentro del panorama cinematográfico español. Durante décadas ha estado sumida en el ostracismo y el olvido, y a día de hoy hay quien la considera una obra maestra. Quizá no sea para tanto, aunque no se le puede restar ningún mérito. El principal de todos, seguramente, la audacia y la osadía de un actor reconocible por el gran público (Fernán Gómez), en una crítica despiadada de la España franquista de los primeros años 60, justo cuando el régimen intentaba proyectar una imagen de aperturismo y celebraba ampulosamente los “25 años de paz”.

En lo formal, el director demuestra inquietudes estilísticas acordes con las corrientes de la época, con planos-secuencia (genial el arranque de la película), flashbacks y arriesgados montajes. Algunos efectos han sobrevivido mejor que otros al paso del tiempo. No obstante, globalmente Fernán Gómez plantea un formato casi documental, con tintes neorrealistas. No hay un protagonista claro, sino que se trata de una historia coral, con diversos personajes. “El mundo sigue” tiene mucho de retrato de familia, en una época en la que esta institución venía ensalzada como núcleo esencial de protección y fomento de los valores sagrados del nacionalcatolicismo.

La película no fue prohibida por la censura, pero sí condenada en la práctica al ostracismo, y ello a pesar de que seguro que se hicieron concesiones. La cita previa con un texto de Fray Luis de Granada, y diversas frases del guión, podían llevar al público de la época a descontextualizar la historia. Es curioso que Fernán Gómez construyese su crítica a la España de la época mediante la adaptación de una novela de Juan Antonio Zunzunegui, un declarado falangista en su juventud, que con los años evolucionó hacia posiciones más escépticas (primero) y críticas (después). “El mundo sigue” es una exhibición de miserias humanas: odio, violencia machista, envidia, culto al dinero, falso cristianismo, aborto, mentiras, autoritarismo… Lo importante es que la película no ha de verse como una reflexión sobre la maldad del género humano, no es una mera revisión del clásico “homo homini lupus est”, sino como una crítica feroz de la España pacata, beata e hipócrita de la época. “El mundo sigue” no es un tratado sobre la degradación moral, sino una denuncia de la doble moral.

Quizá aquí es donde a mi entender a esta película, destacable por muchos motivos, le falta algo para ser la obra maestra que algunos aprecian. Fernán Gómez despoja el relato de cualquier toque de ironía, y nos ofrece una historia dura y cruel, sin tapujos, en donde ningún personaje despierta simpatía. El tratamiento extremadamente trágico, que alcanza la sublimación en el desenlace, bien pudo hacer que buena parte del público no se sintiese del todo concernido.

De cualquier modo, y aunque para mí no es la mejor película de Fernán Gómez, se trata de una obra a reivindicar, por el compromiso y la valentía de su autor a la hora de explorar nuevas formas de lenguaje cinematográfico y de lanzar un mensaje directo y contundente al espectador de la época. Un hito que ya no puede pasar desapercibido.
rober
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