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España España · Barcelona
Voto de reporter:
9
Drama Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke) es un luchador profesional de wrestling que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, decide poner un poco de orden en su vida: intenta acercarse a ... [+]
5 de febrero de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Faltaba poco para que concluyera una de las ediciones del Festival de Venecia más flojas en lo que a calidad se refiere. En aquellos momentos el maestro Hayao Miyazaki se frotaba las manos. Estaba apunto de repetir el milagro de la Berlinale del año 2002. A falta de mejores títulos, no eran pocos los que señalaban a la simpática ‘Ponyo en el acantilado del mar’ como una clara favorita para llevarse el León de Oro. Pero como si de un combate amañado de pressing catch se tratara, apareció Darren Aronofsky en el último suspiro para asestar con ‘The Wrestler’ un certero guantazo sobre el jurado. Aquel que hace dos años abandonó el mismo escenario entre pitidos y abucheos por la presentación de ‘La fuente de la vida’, lo hacía ahora entre aplausos y con el máximo galardón de La Mostra bajo el brazo.

Reconciliación pues de este joven cineasta neoyorquino con el público veneciano. Pero no fue el único que obtuvo el divino perdón de público y crítica. En el año en que Robert Downey Jr. se enfundó en un traje metálico y se cambió de color la piel para hacer las paces con la Academia; en el año en que un emotivo Jean Claude Van Damme se confesaba entre bastidores, Mickey Rourke no podía ser menos, y emprende su particular redención. Para ello se disfraza de Randy Robinson, una vieja gloria de la lucha libre que desde hace ya tiempo está sumido en un vertiginoso descenso a los infiernos. Un hombre torturado no sólo por un cuerpo castigado por las drogas y otros pecados, sino también por el remordimiento debido a las vidas que en su día se encargó de destrozar.

Como pez en el agua. Era la ocasión para que este entrañable outsider resurgiera de sus cenizas. Y no la desperdicia. Lo de Rourke en ‘The Wrestler’ sólo puede definirse como auténtico recital. Ya puede estar dejándose la piel en el ring, como tomándose unas copas en un bar de striptease, como vendiendo embutidos en la charcutería de un supermercado. No importa. Haga lo que haga desborda tanta naturalidad que es imposible no prestar suma atención a cada palabra que pronuncia; a cada gesto que esboza. Se enfurece, estalla de alegría, apunto está en más de una ocasión de derrumbarse y echarse a llorar… emociones extremas típicas de un hombre que vive perpetuamente al borde del abismo. Emociones que incitan peligrosamente a la sobreactuación. Lejos de caer en esta trampa, Rourke transmite todo esto con una contención digna de elogio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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