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Voto de Capitan Ahab:
10
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juguemos al viejo 1-2-3: por veinticinco pesetas, obras maestras que los antigafapastistas consideran una tomadura de pelo, como por ejemplo, El Ángel Exterminador. Y empieza la matraca: El Ángel Exterminador, Un perro andaluz, Persona, Gritos y susurros. Pierrot le Fou, Ocho y medio, El año pasado en Marienbad, Sacrificio, La aventura… Y don Cicuta toca la campana porque no habría tiempo ni en veinte 1-2-3 para decirlas todas.
Hablando en serio, en cierta forma es lógico que haya comentaristas amateur que reaccionen con hostilidad ante productos de gran sensibilidad intelectual como los de Buñuel, porque, para los menos flexibles, su visionado debe de ser como recibir un insulto, algo así como una indeseada ducha de sutileza que deja en evidencia la simplicidad y el pragmatismo para los que están adiestrados por el cine comercial.
Y es lícito, sin duda, sentirse desconcertado y superado por mensajes complejos, en los que ni siquiera sabemos distinguir qué parte es sabia y razonable y qué parte es vanidad y capricho. Lo ridículo es la reacción de esos que, lejos de toda reflexión y de toda humildad, proclaman a bombo y platillo que lo que ellos no entienden es que no tiene pies ni cabeza, lo que a ellos les aburre es que es un bodrio, lo que a ellos les supera es que es pretencioso, y que quien diga lo contrario les está llamando tontos.
Y qué graciosos se ponen cuando claman “¡lenta, lenta!” (¿no será que te están hablando en un nivel más profundo del que tú te empeñas en escuchar y por eso no sientes el ritmo?), “sobrevalorada” (¿no sobrevalorarás tú tu capacidad de crítica ecuánime?), vacía (sí, el compartimento de los impactos y giros sensacionalistas está vacío, pero ¿has mirado en otra parte?), insustancial (claro, si tiras el plátano y te limitas a chupar la cáscara, no hallarás gran sustancia).
En definitiva, el factor recepción también cuenta en una película: una cosa es que sea una obra pretenciosa (que las hay y Buñuel no está libre de ello) y otra que uno no esté preparado para recibirla o no lo haya hecho con la actitud adecuada. Recibir mensajes también es un trabajo, pues solo el que aspira a manipularte te lo da todo mascado. Y el que clama contra la obra intelectual no es que sea necesariamente bobo, es que pretende que vivamos todos en un mundo de bobería, simplismo y conformidad.
Capitan Ahab
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