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Voto de Capitan Ahab:
1
Aventuras. Western Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
16 de agosto de 2016
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejandro González Iñárritu se consolida aquí como director de productos mastodónticos de tan alta rentabilidad como vaciedad artística y recoge con ello el aplauso de casi todas las inteligencias de lo meramente técnico, capaces de disfrutar de calidades fotográficas, escenográficas o interpretativas prescindiendo por completo de la coherencia y relevancia de lo que están viendo sus ojos. Es tristemente cómico que todavía, ciento veinte años después de la invención del cine, admitamos que nos vengan con héroes que sobreviven milagrosamente una y otra vez mientras los personajes terrenales mueren alrededor. Es increíble que podamos ver sin carcajearnos cómo las flechas y las balas siempre dan en el árbol o la roca de al lado del protagonista mientras caen fulminantemente los demás. Es triste que aceptemos que sucumban de una forma y otra los que han sido honestos y valientes pero no han tenido la suerte de ser blancos o guapos y que en cambio admitamos con naturalidad que el blanco y guapo esté protegido por todos los hados posibles, de manera que no sólo sobrevive sin romperse ni un hueso a un feroz e interminable ataque de un oso sino, a continuación, también a la caída por sucesivas cascadas en un río o a precipitarse luego por un barranco junto con un caballo. Es triste que dejemos que nos encajen sin protesta ese halo de antirracista adelantado a su tiempo de que se dota al personaje y que luego en el desenlace de la historia se utilice una estratagema de un sutil racismo para evitar que el protagonista mate a sangre fría. Da la sensación de que nos encanta que nos estafen. Parece que nos encanta que nos den bofetadas y encima aplaudimos la contundencia del golpe y la elegancia del manotazo. Nos encanta que nos escupan y encima admiramos la perfección de la parábola que toma el lapo. Con esa disposición, no es extraño que en los demás aspectos de la vida también traguemos lo que tragamos, votemos lo que votamos y estemos como estamos.
Capitan Ahab
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