Díaz - Yanes se ha atrevido a capitanear la empresa más difícil que hasta ahora ha tenido en proyecto el cine español. Con el presupuesto más caro, con un plantel de actores (a cual mejor) y con el talento de Pérez - Reverte ¿simplificado? en los libros de Alatriste, la valentía del director quedaba claro. Tenía ante sí un proyecto difícil de encaminar hacia un final feliz, que iba a necesitar de mucho tiempo y, ante todo, de mucho talento.
Díaz - Yanes, acertado en "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto" y absolutamente desastroso en "Sin noticias de Dios", presentaba en su tercer film el trabajo más ambicioso y, muy probablemente, el que guardará la posición de honor en su efímera filmografía.
Pero lo conseguirá a golpe de dinero y de un reparto excelente, porque la película ofrece poco en sí. La historia de este capitán en el Imperio Español (ya en decadencia) del siglo XVII es una acertada retrospectiva histórica, pero carga con un desarrollo de la historia muy insuficiente (algo que suele pasar, por desgracia, mucho en las adaptaciones.)
Lo mejor es contemplar como muchos de los mejores actores españoles se han atrevido a formar parte de este proyecto titánico que naufraga en muchas de sus incursiones.
La han vendido como la película española del año, pero tiene un olor a Hollywood rancio que no puede con él. Eso sí, no cabe duda de que si la película procediera de Norteamérica sería una de las mejores ofertas de este cine, porque, si una virtud tiene este film, es que se aparta, aunque no de forma radical (no me entiendan mal) de la estética hollywoodiense del cine épico. Es de agradecer, la verdad.