Producida en 2.008 por el propio Robert De Niro, nos ofrece cine dentro del cine con Bruce Willis y Sean Penn interpretándose a si mismos.

Existe en ella cierta crítica ácida sobre las estrellas y sus excentricidades. Se hace un guiño, no sé si cómplice a la industria, más interesada en los dividendos, que en generar arte (algo que por otro lado entiendo).

Mucho de lo que aquí se cuenta, ya lo sabíamos; tan solo ha servido para confirmarlo. Mezcla homogénea entre la supuesta realidad y los personajes contando su historia cotidiana. No alcanza el siete.