Jessica Swale, dirige por primera vez, recibiendo el premio Rayo de Luz en el Festival Internacional de Cine de Noruega por esta película.

Aunque como dramaturga, es muy reconocida en Reino Unido, no consigue que te impliques en su proyecto cinematográfico. En busca de Summmerland, resulta artificial, casi tanto como las secuencias que intercalan para que descubras que la protagonista femenina es lesbiana. Ni siquiera el niño hace creíble su caracterización.

Estética poco cuidada, interpretaciones sin implicación emocional. Una historia carente de esa calidez necesaria para que puedas empatizar con los personajes. La sensación que permanece una vez finalizada, es la de un inmenso postureo sin trascendencia, con bastantes giros algunos de ellos inexplicables.