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Irlanda Irlanda · Dublin
Voto de daci:
6
Comedia Cuarta entrega de las aventuras del casposo policía José Luis Torrente. En esta ocasión encontramos a nuestro (anti)héroe en una situación delicada. Tras varios intentos fallidos de llevar una vida digna (como si eso fuese posible), decide aceptar un peligroso encargo que le hace un viejo conocido. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de que la horrenda Torrente III estuviera a punto de cargarse la franquicia, Santiago Segura tomó nota de sus errores y se pensó muy mucho el siguiente capítulo. Para la cuarta entrega no habría nada de tramas rebuscadas, acción gratuita, flash-backs sin gracia o exceso de ayudantes torrentianos; no, debía meditar todo muy bien y volver a la esencia del orondo expolicía.

Y por fin, tras una larga espera de 6 años, ya tenemos aquí esa cuarta parte de la saga, que, todo hay que decirlo, vuelve a ser un film entretenido y no podría haber llegado en un momento más propicio. En efecto, la crisis económica que sufrimos hoy casi parece una campaña de promoción orquestada y planificada por el propio Segura en su beneficio: la situación ideal para ambientar las nuevas desventuras de su personaje.

Torrente IV posee un guión bastante resultón que, junto a los must habituales -la caspa, el cutrerío, Tony Leblanc, las pajillas- integra con salero temas frescos como la susodicha crisis, el fenómeno de la inmigración o la victoria de España en los mundiales; a la par que mantiene la gracia acostumbrada en los diálogos y hasta consigue arrancar algo cercano a una interpretación a Kiko Rivera-Paquirrín, que tras este film ya tiene definitivamente un hueco en el trash cañí más allá de por ser el hijo de la Pantoja. Incluso los cameos de famosetes no resultan forzados y se integran bien en la trama, con guiños tan conseguidos como los de los futbolistas internacionales en la cárcel, de los que destaca -igual sin querer- Sergio Ramos, quien, visto así en la pantalla de un cine, a uno le recuerda más que nunca al Val Kilmer de Top Secret. Y es que las secuencias que pasa Torrente entre rejas -junto al genial monólogo ante la tumba del Fary-, son muy divertidas y ya están sin duda en el Olimpo de los mejores momentos de la tetralogía.

En lo negativo se podría hablar de su montaje abrupto -esas prisas por estrenar…-, o su falta de timing cómico, con varios chistes inaudibles y ahogados por las risas que provoca el anterior. Un fallo que su director y guionista debería haber cuidado revisando Con faldas y a lo loco para aprender cómo se hace eso. Tampoco lo de doblar a Francisco con la voz de Pepe Navarro queda como una gran idea; por mucho que sea una venganza personal de S. S. por las veces que el alcoyano le martirizó en su juventud con Latino.

En definitiva, un film en conjunto quizá inferior a los dos primeros de la serie, pero desde luego muy superior al último y olvidable Torrente. Aunque no es cuestión de buscarle los tres pies al gato a esta cinta, ya que hay que reconocer que Segura cumple y le da al espectador ni más ni menos que lo que este le pide -aparte de tirar a Belén Esteban por las escaleras-: un buen rato de risas para olvidar problemas.
daci
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