De todo se ha dicho sobre esta serie y casi todo bueno. No voy a negarlo. A mí me encanta y si bien no llega a otras de culto como Los Soprano, The wire o boardwalk Empire, reconozco que la recomiendo a todo aquel que me pregunta.

Ahora bien, encuentro que los personajes toman decisiones desafortunadas muchas veces demasiado forzadamente. Quiero decir, que muchas de las acciones de las que dependerá el desenlace de la temporada, están metidas con calzador en la personalidad de los personajes. Señores, que hablamos de tíos y tías la mar de curtidos por la vida. No de adolescentes con las hormonas alteradas. Expertos delincuentes. No niñatos recién salidos del reformatorio.

Eso crea un cierto desasosiego y mal sabor de boca que afortunada y rápidamente queda atrás gracias a lo interesante de las situaciones en que desembocan y el buen hacer de los protagonistas.

Salvando este pequeño fallo de los guionistas, los cuales se podían esforzar más en buscar detonantes más coherentes y acordes con los personajes, la serie está francamente bien.

Más que bien. Hay que verla. Y si consigues que ese cúmulo de decisiones desafortunadas no te afecten negativamente, puedes llegar incluso a ponerla en un pedestal. O al menos entre tus veinte favoritas.