Con pocos juicios y poca moralina esta comedia francesa discurre en el choque de culturas entre los que viven en el centro de París y los barrios marginales de la periferia.

No va a revolucionar el genero ni mucho menos y aunque contiene los clichés tantas veces contados, la sensiblería típica y el final recurrente no podemos criticarla ya que consigue hacerte reír en muchos momentos y tampoco pretende otra cosa.

Todos engañan a su manera. El director  Mohamed Hamidi ( La Vaca, Mi tierra ) conoce ambos lados e intenta demostrar que las personas al final son más parecidas de lo que parece. Todos se buscan la vida para sobrevivir.

Gilles Lelouche es  Fred Bartel un carismático jefe de una agencia de publicidad parisina llamada Happy Few. Después de una auditoria de Hacienda, se detecta un fraude del que tiene que devolver mas de un millón de euros de ayudas fiscales por acogerse a un plan de domiciliar la empresa en un barrio de la periferia. Pero la verdad es que en La Corneuve solo existe un buzón de correos con su nombre, su domicilio real esta en París. Si quiere evitar la multa tendrá que trasladarse de la noche a la mañana al suburbio en cuestión. Fred y su equipo conocen a Samy, un joven magrebi que rápidamente les enseñara las reglas y prácticas a adoptar en este nuevo entorno. Tanto para el equipo de Happy Few como para los locales, este choque de culturas será el comienzo de una pintoresca historia...

Al director se le perdona el que juegue demasiado con ideas preconcebidas, y con mucho tacto no se pasa de la raya en ningún momento intentando buscar la diversión en situaciones cotidianas algo exageradas sin ridiculizar a ninguna de las dos partes. 
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