Una banda de criminales sin escrúpulos matan a todo un pueblo, entre ellos la esposa de uno de los protagonistas. Entre la banda, reclutados "aunque no sabían que iban a hacer daño", nuestros otros dos protagonistas. Los tres se encuentran y desencuentran varias veces en un intento por vengar la muerte y el engaño y, de paso, por salvar a una filántropa que pasaba por ahí.

La trama no tiene ni pies ni cabeza. Primero el uno quiere vengarse, cuando lo tiene a huevo, prefiere seguir una estrategia que no se sabe a dónde irá. Por otra parte, los otros, como tenían pocos problemas, deciden que la mejor decisión es meterse en la boca del lobo. No se entiende por qué los personajes toman las decisiones. Hasta los dos tercios de la película piensas que debe haber una trama oculta que desvelará tanto misterio. A partir de entonces, si no antes, te das cuenta de que no, simplemente no tiene sentido.

Los policías indonesios parecen llevar todos un chaleco que atrae las balas. Los malos se cargan una comisaría entera, se van de rositas y nadie pestañea. Quizá pase en Indonesia, nunca he estado allí. La película está llena de frases memorables como "Vaya estupidez: prepárate porque vas a morir", "Ohhh, cómo voy a disfrutar esto..." y "- tiene que acabar así? - Me temo que sí, esto lo terminaremos aquí y ahora!" (intercambio duro de frases, pero no tanto como las tortas que vienen después).

Pongo un 5 a esta película por un motivo: Tony Jaa con el estilo Muay Thai repartiendo estopa. Sobre todo esos codazos en la cabeza de partirte el cráneo. Tiger Hu Chen, que no lo conocía, también reparte a gusto. Si te gustan las películas de patadas, esta tiene buenas peleas. Con el tema de los tiros se les ha ido la mano.