Película elegante por su buena fotografía en blanco y negro, por sus tomas dinámicas en las que a menudo sobrevuelas la escena, por su buen guión y por la crueldad con la que se descubre el día a día del negocio del cine. Crueldad que a veces se torna en enamoramiento por el séptimo arte para describir todo lo que ocurre detrás de las cámaras.También es elegante por su presentación de los personajes, sus historias entrecruzadas y por lo bien hiladas y conjuntadas que están las tres partes de la película.

Los actores están muy bien. Pero hay que reconocer que Douglas con su mentón prominente y su mirada escrutadora atrae las miradas de todos cuando sale a escena (como dicen en el mismo film, es ésta la seña de identidad de una verdadera estrella).

Dirección profesional, magistral, dominando perfectamente la escena, con atención a todos los detalles: la cámara, los actores, la ambientación y las luces. Cada escena es una mini película dentro del propio film. Una escena rodada con mucho oficio.

Guión interesante. Caída y auge de un tiburón de Hollywood que nos sirve como hilo conductor para conocer las alegría y sinsabores de los tres pilares más visibles del cine: dirección, actuación y guión. Hay algo de romance, algo de canallesca, algo de desesperación y algo de amor por el cine. Se narra bien y se entreteje bien la historia.

Aún así es una película que a un no cinéfilo se le puede hacer aburrida. El tema es el cine por el cine y si no es tu pasión la historia se queda en aceptable.

El título de la película es lamentable. Invita a pensar en una intriga que no hay en ningún momento y conduce a error. En inglés no gana tampoco el título.

Para un cinéfilo es un film que oscila entre "bueno" y "muy bueno". Para los demás se quedará en "correcto"