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Voto de JuanCádiz:
6
7,1
34.033
Serie de TV. Animación. Infantil. Comedia
Serie de TV (1969-Actualidad). "Sesame Street", conocida como "Barrio Sésamo" en España y "Plaza Sésamo" en Latinoamérica, es una serie de televisión estadounidense de carácter educativo dirigida a los niños de preescolar. Ha sido la pionera de los programas infantiles que combinan la educación y el entretenimiento. Sus personajes, "Los Muppets" en Latinoamérica o "Los Teleñecos" en España, son marionetas creadas por Jim Henson. Los más ... [+]
2 de junio de 2008
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Permitidme que comience la crítica con la extracción de la letra de una canción; "Está lloviendo hoy y el cielo está gris. Llueve, llueve sí, y yo no puedo salir. Pero es bueno que llueva hoy".
Esta canción a modo videoclip rancio era una de entre tantas miles que salía en el Barrio Sésamo. No la cantaba ninguna marioneta tipo Coco, Triki, o Epi. La cantaba una chiquilla de carne y hueso mientras salía la imagen de un pueblecito víctima de la lluvia. Cojonudo. Aquí los psicólogos-letristas infantiles pretendían hacer entender a los niños que aunque es una putada que llueva porque los deja encerrado en casa, las papas y los tomates del campo sí que lo agradecerán.
Al término de la canción, seguía el capítulo donde Espinete, Ruth y Robert cortaban el rollo en la panadería a Ana ya que esta intentaba ponerle el miembro duro a Chema y ellos exigían toda la atención de estos adultos. El panadero, con las testosteronas por las nubes, como respuesta extraña daba un giro de 360º sobre sí mismo con los brazos abiertos y comenzaba a cantar a la vez que los niños saltaban y hacían con toda su buena fe lo que consideraban una coreografía. A parir de ahí se desmadraba todo sonando una canción con un playback de los actores de escasa calidad.
Tras esto, aparecían Epi y Blas (Beto y Enrique, para mi amigo Adan), o la rana Gustavo, o cualquiera de las marionetas de la casa haciendo un divertido (y en algunas ocasiones educativo) sketch. Tras ello, un Bucle y volvía a empezar nuevamente todo. Más canciones en pueblos, más Espinete, y más rana Gustavo.
En Barrio Sésamo aprovechaban los 20 minutos de manera acojonante. Porque aún quedaba tiempo para Pepita Pulgarcita, y un sin fin de variados.
Todo esto es para mí Barrio Sésamo. Todo este conjunto es a lo que yo llamo Barrio Sésamo. Y esta fórmula merece de nota un 10. Aunque como me da a mí que a lo que se debería hacer crítica es exclusivamente a los muñecos de trapo, lo voy a dejar en 6.
Sin duda alguna, dentro de lo que son productos infantiles en plan peluches enseñando valores, estos de Jim Henson son los más destacable. Tienen su encanto.
Porque manda huevo los clones feos que han salido con el paso del tiempo.
Si no tenéis prisa, os invito a que paséis a spoiler para hablaros ya fuera de crítica y os desarrolle un poco más lo nefasto de lo que hoy se ofrece inspirado de lo que creó en su día Henson. Pasad, estáis en vuestra casa...
Esta canción a modo videoclip rancio era una de entre tantas miles que salía en el Barrio Sésamo. No la cantaba ninguna marioneta tipo Coco, Triki, o Epi. La cantaba una chiquilla de carne y hueso mientras salía la imagen de un pueblecito víctima de la lluvia. Cojonudo. Aquí los psicólogos-letristas infantiles pretendían hacer entender a los niños que aunque es una putada que llueva porque los deja encerrado en casa, las papas y los tomates del campo sí que lo agradecerán.
Al término de la canción, seguía el capítulo donde Espinete, Ruth y Robert cortaban el rollo en la panadería a Ana ya que esta intentaba ponerle el miembro duro a Chema y ellos exigían toda la atención de estos adultos. El panadero, con las testosteronas por las nubes, como respuesta extraña daba un giro de 360º sobre sí mismo con los brazos abiertos y comenzaba a cantar a la vez que los niños saltaban y hacían con toda su buena fe lo que consideraban una coreografía. A parir de ahí se desmadraba todo sonando una canción con un playback de los actores de escasa calidad.
Tras esto, aparecían Epi y Blas (Beto y Enrique, para mi amigo Adan), o la rana Gustavo, o cualquiera de las marionetas de la casa haciendo un divertido (y en algunas ocasiones educativo) sketch. Tras ello, un Bucle y volvía a empezar nuevamente todo. Más canciones en pueblos, más Espinete, y más rana Gustavo.
En Barrio Sésamo aprovechaban los 20 minutos de manera acojonante. Porque aún quedaba tiempo para Pepita Pulgarcita, y un sin fin de variados.
Todo esto es para mí Barrio Sésamo. Todo este conjunto es a lo que yo llamo Barrio Sésamo. Y esta fórmula merece de nota un 10. Aunque como me da a mí que a lo que se debería hacer crítica es exclusivamente a los muñecos de trapo, lo voy a dejar en 6.
Sin duda alguna, dentro de lo que son productos infantiles en plan peluches enseñando valores, estos de Jim Henson son los más destacable. Tienen su encanto.
Porque manda huevo los clones feos que han salido con el paso del tiempo.
Si no tenéis prisa, os invito a que paséis a spoiler para hablaros ya fuera de crítica y os desarrolle un poco más lo nefasto de lo que hoy se ofrece inspirado de lo que creó en su día Henson. Pasad, estáis en vuestra casa...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tengo una sobrina de dos años (creo) que tiene una terrible manía. Cada vez que la apalancan en mi casa va como una flecha al ordenador y me hace pasar los minutos más aburridos de la semana. A la niña le gusta combinar dos conceptos;
1º- Los Lunnis.
2º- Youtube.
Como a la madre no le ha dado nunca por subirse al carro de los nuevos tiempos, el concepto número dos sólo es posible para la niña en mi casa.
¿Sabéis estas películas de serie b en donde un maestro karateca entrena a un discípulo, y en el momento en el que este se convierte en una bestia, ya le dice el maestro; "Estás preparado. Ya no tengo nada nuevo que enseñarte" y automáticamente desaparece de escena dejando el marrón a la gente que nada tiene que ver con la creación? Pues algo así ha hecho mi hermana. Venía y metía a la niña en el ordenador. Le ponía quinientas horas seguidas de Lunnis. Y cuando ya la niña es capaz de pedirlo por sí misma, la madre pasa automáticamente de suministrarle sus putos Lunnis quedándome el marrón a mi.
Y este mal trago que paso de vez en cuando, de estar enchufado a la niña y a los Lunnis, cuanto menos me sirve para hablar conociendo bien el tema.
Yo no se como somos tan tontos de partirnos unos las espaldas trabajando, y otros de pasar calamidades por falta de trabajo, cuando existe un método facilón para hacer dinero; Ser creador de un programa infantil (véase Lunnis o Teletubbies)
Te haces cuatro marionetas sin importar bien poco el acabado físico, y le metes una docena de canciones (y esto va muy en serio) creadas por ti mismo a granel en dos tardes. Y ya está; no hay más.
Y no me convence eso de que esté dirigido el tinglado por psicólogos infantiles. Cualquiera de nosotros somos capaces de entender que a los niños con que les enseñes en televisión los números, los colores, y a comerse toda la verdurita, ya le estamos ofreciendo un programa educativo de primer grado. Por la música no te preocupes. Y por los diálogos tampoco. Hablar a un niño en la tele es lo más fácil del mundo. "la pelota es azul", "buenas noches, vamos a la cama", "cuatro gallinas se escaparon del corral; 1, 2, 3 y 4 (mientras aparecen 1, 2, 3 y 4 gallinas garabateadas en pantalla"...
Y luego te pegas el pegote de que ayudas por navidad a la asociación "un niño, un juguete". Como para no pegártelo, si han hecho una caja acojonante con los muñecos, los dvd, los discos, y CONCIERTOS que llenan estadios hasta la bandera. Y esto lo he visto yo con estos ojitos que me ha dado dios. Gracias a la niña, claro.
1º- Los Lunnis.
2º- Youtube.
Como a la madre no le ha dado nunca por subirse al carro de los nuevos tiempos, el concepto número dos sólo es posible para la niña en mi casa.
¿Sabéis estas películas de serie b en donde un maestro karateca entrena a un discípulo, y en el momento en el que este se convierte en una bestia, ya le dice el maestro; "Estás preparado. Ya no tengo nada nuevo que enseñarte" y automáticamente desaparece de escena dejando el marrón a la gente que nada tiene que ver con la creación? Pues algo así ha hecho mi hermana. Venía y metía a la niña en el ordenador. Le ponía quinientas horas seguidas de Lunnis. Y cuando ya la niña es capaz de pedirlo por sí misma, la madre pasa automáticamente de suministrarle sus putos Lunnis quedándome el marrón a mi.
Y este mal trago que paso de vez en cuando, de estar enchufado a la niña y a los Lunnis, cuanto menos me sirve para hablar conociendo bien el tema.
Yo no se como somos tan tontos de partirnos unos las espaldas trabajando, y otros de pasar calamidades por falta de trabajo, cuando existe un método facilón para hacer dinero; Ser creador de un programa infantil (véase Lunnis o Teletubbies)
Te haces cuatro marionetas sin importar bien poco el acabado físico, y le metes una docena de canciones (y esto va muy en serio) creadas por ti mismo a granel en dos tardes. Y ya está; no hay más.
Y no me convence eso de que esté dirigido el tinglado por psicólogos infantiles. Cualquiera de nosotros somos capaces de entender que a los niños con que les enseñes en televisión los números, los colores, y a comerse toda la verdurita, ya le estamos ofreciendo un programa educativo de primer grado. Por la música no te preocupes. Y por los diálogos tampoco. Hablar a un niño en la tele es lo más fácil del mundo. "la pelota es azul", "buenas noches, vamos a la cama", "cuatro gallinas se escaparon del corral; 1, 2, 3 y 4 (mientras aparecen 1, 2, 3 y 4 gallinas garabateadas en pantalla"...
Y luego te pegas el pegote de que ayudas por navidad a la asociación "un niño, un juguete". Como para no pegártelo, si han hecho una caja acojonante con los muñecos, los dvd, los discos, y CONCIERTOS que llenan estadios hasta la bandera. Y esto lo he visto yo con estos ojitos que me ha dado dios. Gracias a la niña, claro.