Nunca antes como acá, vi con mis propios ojos el rostro de uno de esos históricos santos en estado de gracia, lo que resulta entrañable y maravilloso es que aun tratandose de un drama y de ser una película muda grabada con todas limitaciones existentes en aquella época, maneje de manera tan extraordinaria los primeros planos, con una justificación artística total al servicio de la historia; haciéndonos pasar por sentimientos tan variables que van desde el temor, la conmiseración y la angustia, es tal la fuerza dramática de esta cinta que llega a perturbar un plano sensorial muy profundo de nuestra mente; inigualable Renée Jeanne Falconetti (porque no creo que ninguna actriz la haya igualado ni iguale jamás interpretando a la mítica heroina), tanto que no puedo imaginar a Juana de Arco de otra manera, ni puedo olvidar aquellos inmensos ojos desarraigados, penetrantes e indestructibles, increiblemente no la he visto en ninguna lista de las mejores actuaciones que ha dado el cine.