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Voto de Redrum:
8
8,1
43.867
Drama
A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que un comentario, una reflexión sobre la segunda obra de culto de David Lynch. El inolvidable y entrañable filme “El hombre Elefante”. Cabe en esta ocasión preguntarse, ¿Qué nos hace buenas personas? , ¿En que radica la belleza del ser humano? ¿En lo externo?Comúnmente nos dejamos arrastrar por las apariencias, en un mundo tan acelerado y materialista, donde la vanidad y lo superficial, es lo que vale al momento de calificar a las personas y nuestro entorno.
Es importante enfatizar que el cine no es sólo entretenimiento puro, sino también una fuente inagotable de mensajes y enseñanzas para nuestras vidas. En este contexto, “The Elephant Man”, es una alegoría a no juzgar a las personas por su aspecto, condición social, raza u religión. De hecho el simple hecho de juzgar, ya es un concepto errado y negativo, que nos hace prisioneros de nuestros propios miedos y secretos más ocultos. ¿No es más fácil practicar la tolerancia? Aceptar y querer a las personas como son, con defectos y virtudes. En este aspecto el director de “Terciopelo azul”, indirectamente nos abre los ojos.
Es indudable, que las cualidades morales y los valores, son más importantes que la belleza exterior. Sin darnos cuenta, bien avanzado el metraje, ya ni siquiera nos fijamos en las terribles malformaciones físicas de John Merrick (John Hurt); producto quizás de un accidente que tuvo su madre antes de dar a luz. Al igual que el Dr. Frederick Treves (Anthony Hopkins) y la Srta. Kendall (Anne Bancroft) descubrimos que Merrick es una gran persona, muy educada, amable y tierna. Valoramos al hombre, detrás de su aparente monstruosidad. Al mismo tiempo, sentimos repudio por las personas tan normales como nosotros, que maltratan y explotan a Merrick como un ser anormal. Cabe aquí preguntarse, ¿Quienes son los verdaderos monstruos?
Es importante enfatizar que el cine no es sólo entretenimiento puro, sino también una fuente inagotable de mensajes y enseñanzas para nuestras vidas. En este contexto, “The Elephant Man”, es una alegoría a no juzgar a las personas por su aspecto, condición social, raza u religión. De hecho el simple hecho de juzgar, ya es un concepto errado y negativo, que nos hace prisioneros de nuestros propios miedos y secretos más ocultos. ¿No es más fácil practicar la tolerancia? Aceptar y querer a las personas como son, con defectos y virtudes. En este aspecto el director de “Terciopelo azul”, indirectamente nos abre los ojos.
Es indudable, que las cualidades morales y los valores, son más importantes que la belleza exterior. Sin darnos cuenta, bien avanzado el metraje, ya ni siquiera nos fijamos en las terribles malformaciones físicas de John Merrick (John Hurt); producto quizás de un accidente que tuvo su madre antes de dar a luz. Al igual que el Dr. Frederick Treves (Anthony Hopkins) y la Srta. Kendall (Anne Bancroft) descubrimos que Merrick es una gran persona, muy educada, amable y tierna. Valoramos al hombre, detrás de su aparente monstruosidad. Al mismo tiempo, sentimos repudio por las personas tan normales como nosotros, que maltratan y explotan a Merrick como un ser anormal. Cabe aquí preguntarse, ¿Quienes son los verdaderos monstruos?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Estilo
Es el universo de David Lynch, que nos muestra la podredumbre del ser humano, para así alcanzar la libertad o la paz de sus antihéroes. Estamos hablando de un cine de autor, que ya podemos observar en su obra prima “Cabeza Borradora”. Donde nos encontramos con elementos característicos de su cine más maduro, como sonidos perturbadores y envolventes y una potente imaginería enfocada a los deseos y al inconsciente reprimido, todo ello alejados de los típicos métodos tradicionales de narrar de otros autores. De este modo, descubrimos los vicios, fobias, misterios y crueldades que contiene la sociedad en general. Es la particular forma de Lynch de contarnos sus historias, tan vitales y necesarias no sólo para los amantes del cine, sino para el público en general. El cual estoy convencido, no les será fácil borrar de su mente, las surrealistas imágenes de la manada de elefantes furiosos y el accidente de la madre al inicio. Como también el rostro de Hopkins al ver por primera vez a Merrick en la jaula del circo. Y por supuesto, la escena de la estación de trenes, cuando Merrik agobiado por la muchedumbre, lanza aquella inolvidable frase: '¡Yo no soy un elefante!, ¡No soy un animal!; ¡Soy un ser humano! ¡Soy una persona!'. De hecho después de conocer y reconocer la belleza interna del protagonista que existió en realidad, comprendemos su desgarrador grito al mundo.
Por EddieCinéfilo
Es el universo de David Lynch, que nos muestra la podredumbre del ser humano, para así alcanzar la libertad o la paz de sus antihéroes. Estamos hablando de un cine de autor, que ya podemos observar en su obra prima “Cabeza Borradora”. Donde nos encontramos con elementos característicos de su cine más maduro, como sonidos perturbadores y envolventes y una potente imaginería enfocada a los deseos y al inconsciente reprimido, todo ello alejados de los típicos métodos tradicionales de narrar de otros autores. De este modo, descubrimos los vicios, fobias, misterios y crueldades que contiene la sociedad en general. Es la particular forma de Lynch de contarnos sus historias, tan vitales y necesarias no sólo para los amantes del cine, sino para el público en general. El cual estoy convencido, no les será fácil borrar de su mente, las surrealistas imágenes de la manada de elefantes furiosos y el accidente de la madre al inicio. Como también el rostro de Hopkins al ver por primera vez a Merrick en la jaula del circo. Y por supuesto, la escena de la estación de trenes, cuando Merrik agobiado por la muchedumbre, lanza aquella inolvidable frase: '¡Yo no soy un elefante!, ¡No soy un animal!; ¡Soy un ser humano! ¡Soy una persona!'. De hecho después de conocer y reconocer la belleza interna del protagonista que existió en realidad, comprendemos su desgarrador grito al mundo.
Por EddieCinéfilo