Oculus ha conseguido asustarme, si señores. Si bien la película empieza de forma algo torpe y le cuesta despertar va cogiendo ritmo a medida que avanza. Aún que le cuesta un poco a la historia mantener la coherencia y sus protagonistas parecen mas bien perdidos en sus propias realidades personales pronto apartamos estos hechos a un lado para dejarnos llevar por la trama que aún siendo algo confusa y "saltarina" va despertando nuestro interés a medida que corren los minutos y vamos hilando los acontecimientos que se entrelazan entre pasado y presente. Se tarda en cogerle el ritmo y nos pasamos la primera media hora sin saber muy bien que clase de historia se nos pretende contar pero ese espejo nos inquieta desde su primera aparición en pantalla. Y si, empiezan aquí, ya bien avanzada la historia, a sucederse situaciones incómodas que consiguen ponernos algún pelillo de punta en la nuca. Y por si fuera poco la música multiplica por tres la sensación de desasosiego e inquietud. Y tras la primera mitad el ritmo acelera de forma precipitada para no darnos un respiro hasta el final.
El reparto correcto destacando quizás la actuación de Katee Sackhoff. El montaje, algo embarullado, consigue atar todos los cabos de la trama de forma bastante notable. Pero si tuviera que escoger me quedaría con la banda sonora, verdaderamente escalofriante.