William Friedkin pasará a la historia del cine por haber hecho dos notables películas: El exorcista y The French Connection. En el caso de esta última, destacan las escenas de acción que se llevan a cabo entre los policías (caracterizados por los siempre solventes Gene Hackman y Roy Scheider) y la banda del refinado Fernando Rey. Ese juego del gato y el ratón es el que vertebra la película, muy especialmente la espectacular persecución que lleva a cabo el rudo G. Hackman del tren en el que viaja Fernando Rey. Hoy en día esa escena se convertiría probablemente en una sesión de fuegos artificiales que aturdirían al espectador. Pero en la virtud de esta película también estaría su pecado porque a veces el director parece olvidarse un poco del guion para ceder todo el protagonismo a las persecuciones.
Cabe señalar la influencia obvia de Bullit, pero el personaje de Hackman recuerda en determinados momentos, sobre todo hacia el final, al detective enfermizamente obsesionado con su trabajo que años antes había interpretado en La conversación, de Francis Ford Coppola. Además toda la parte de las escuchas y el realismo sucio con el que es presentada la ciudad de Nueva York puede que hubiese influido en la serie de hace unos años The Wire, como ya ha comentado acertadamente algún usuario de Filmaffinity, aunque esta se ambiente en Baltimore.
En definitiva, Friedkin realiza un notable film policíaco y, sobre todo, de acción que aún hoy en día llama la atención por la intensidad de sus persecuciones.