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España España · morgadáns
Voto de árbore:
9
Drama. Thriller Eva, una mujer satisfecha consigo misma, es autora y editora de guías de viaje. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo que trabaja en publicidad, decide, con casi cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. Así nacerá Kevin. Pero, ya desde el principio, empiezan a surgir dificultades... Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2012
134 de 163 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menos mal que Luis existe y ayer pude llamarle a las 12 de la noche tras terminar de ver “Tenemos que hablar de Kevin” porque me faltaba el aire para respirar, que puede sonar exagerado, pero créanme que sí lo necesité. Soy muy fan de la música, y del arte en general, pero cuando una película es buena de verdad la onda expansiva es devastadora, se lleva por delante más cosas que un buen concierto, un gran disco, una gran cómic o una buena exposición de fotografía. He visto grandes películas, pero que al terminar me dejasen sin aire sólo recuerdo “Lilja-4-ever”, y “Earthlings” por supuesto. Y cuando digo que me falta el aire, me refiero a que si ayer Luis no hubiese cogido el teléfono, no sé qué podría haber hecho para rescatar mi yo tras haberme perdido dos horas en el abisal mundo que Eva esconde tras su mirada. Porque Eva no habla por la boca, habla por los ojos.
No entraré a detallar el guión de la película, es mejor no saber nada de ella, así llegué yo, y así me suele gustar acercarme a las películas, en este caso me interesó por Tilda Swinton a la que, si creyese en los Oscar, le daría una docena por esta película, al color rojo le daría el Oscar al mejor actor secundario y a la Banda Sonora el último, porque más allá de resultarme impresionante la elección de las canciones, tienen una personalidad y una puesta en escena tan acertada que se convierten en protagonistas más que en atrezzo.
No soy nada de leer críticas antes de ver las películas que me interesan, soy de los que al terminar corre a leerlas ávido de información. Y más cuando la resaca es visceral y no analítica como en este caso, podríamos hablar de Kevin horas y horas, pero nunca sabríamos por qué determinadas cosas suceden a pesar de manejar multitud de datos que aparentemente podrían darnos una explicación. Hay tantos sentimientos intangibles en esta película que resultaría una grosería traducirlos a palabras porque determinadas radiografías emocionales no existen, se pierden en códigos indescifrables que no tienen un por qué, simplemente son ("There is no point, that's the point"). Esta película seduce por el magnetismo que desprende cada fotograma y por la empatía hacia unos personajes prisioneros de la milimétrica frontera que separa el amor del odio. La mejor película de 2011.
árbore
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