Perfectamente podría ser la continuación de Lady Bird y también el reflejo de una juventud destinada a compartir alquileres, a trabajos mal pagados, a relaciones de amistad sin implicación sexual, más concretamente en Frances H. a una alargada adolescencia que recibe con optimista resignación los reveses de la vida.
Noah Baumbach carga la mano en clichés de cine independiente, no falta la carrerita por las calles de New York al estilo de la nueva ola francesa, el ambiente cultureta, la fascinación por lo francés, los diálogos entre trascendentes y frívolos y aunque cargue los encuadres con poses artificiales de Greta Gerwig se ve con interés las peripecias de su protagonista siempre al borde del hecho dramático pero que Noah B. sabe dosificar sin que llegue la sangre al rio.
Ahora solo falta que el matrimonio Greta-Noah filmen los años universitarios de Lady Bird para conformar una bonita trilogía.