Emerge esta isla con desparpajo, asentándose en el mar para después hundirse con exasperante lentitud en un mar de vulgaridad.
Ana Asensio solventa con buen ritmo el inicio de este largo, maneja las escenas callejeras con realismo, me recuerda la luminosidad de exteriores utilizada por Woodie Allen (Un recuerdo a Vittorio Stotaro) y sabe adentrarnos en la trama.
El espectador siente el personaje al filo de la navaja, logro de su directora, espera que una situación trascendental incline a Luciana Alhambra, interpretada por Ana Asensio, a un desarrollo más intrínseco de la historia y cuando llega este momento....Paf la burbuja estalló y no me refiero a la crisis que hace emigrar a nuestra protagonista.
Ana A. destruye todo lo conseguido hasta aquí, todo ese buen sabor de boca que nos ha dejado. Una escena que se debería resolver en cuatro minutos se alarga tenazmente. Sí en un principio la situación atrapa al espectador con las actrices y actores aguantando los planos con soltura su excesiva extensión los vuelve repetitivos, desespera al espectador y abusa del recurso facilón de querer saber que está pasando al otro lado de la puerta. Para rematralo el desenlace es de lo más vulgar, del género de películas Saw.
No obstante esta directora se merece otra oportunidad. Ha demostrado que con unos medios técnicos al alcance de cualquier aficionado que sabe dirigir, contar una historia con imágenes y diálogos aunque incomprensiblemente la interpretación de su propio guion en su desenlace la penalice.
En su segunda entrega, con que se mantenga fiel a sí misma elija el camino de la denuncia, la intriga,las aventuras o el cine de carretera conseguirá una buena obra.