He visto con retraso esta valoradísima película, de la que esperaba mucho más a juzgar por la unanimidad de la crítica especializada y el público general y mi decepción fue mayúscula.

Coincido plenamente con otras opiniones de usuarios a los que no les cautivó, lo que al menos me deja más tranquilo, máxime cuando leo que inciden el los mismos puntos negativos.

Creo que la película adolece de diversos fallos que lastran la consecución del objetivo que debiera ser primordial en este tipo de historia: llegar al espectador, emocionarle, hacerle sentir empatía por los personajes. No contribuye a ello en mi opinión la personalidad tanto del adolescente (soso, alicaido, desganado), como del americano (estereotipo de guaperas pedante y de modales impostados, sacado de un anuncio de colonia o mocasines italianos).
Tampoco lo hace lo repetitivo de sus situaciones y su metraje, y la enfatización cargante de diversas situaciones y diálogos para que al espectador le quede claro, por si es tonto y no se había dado cuenta.

De igual modo, no se explica o queda muy clara la identidad sexual de ninguno de los dos, a no ser que ambos estén en fase de experimentación total o sean bisexuales. El adolescente aparentemente tiene atracción por chicas de su edad y rehusa el contacto físico con el adulto en un primer momento, para luego caer locamente enamorado de él.
El adulto, aunque desde el primer momento establece contacto físico con el adolescente, se lía con una chica del pueblo.

La película tiene un metraje excesivo y se hace pesada y reiterativa. La música instrumental de piano incide machaconamente en algunos pasajes totalmente transicionales de la película en donde te preguntas qué dramatismo quiere darle el director al césped del jardín.
Por si fuera poco, en mi opinión la película, que muere y adolece de una entrega estética excesiva (aquí la mano del director italiano sospecho ha pesado más que la btítánica del guionista), tiene algunos pasajes y situaciones profundamente sonrojantes y grotescos. Sí, el muy mencionado del albaricoque es uno de ellos, pero también la charla paternofilial, donde el padre, más allá de hablar al hijo, habla al espectador para justificar su silencio previo y demostrar lo comprensivos que son, al igual que el investigador policial explica en un speach final los entresijos de la película de suspense de cine negro.

Todo me parece impostado y vacío. Pienso en la película La vida de Adele, en donde una historia de atracción y amor homosexual me llega y me emociona. Me la creo.