Como casi siempre ocurre, y ya lo he reiterado en anteriores críticas, una de las peores taras apriorísticas que te pueden suceder al enfrentarte a una película o serie de televisión, es la de la recomendación extrema o consenso en los elogios de la misma. En este caso, ocurre sin dudarlo: te enfrentas a una serie británica que todo el que la haya visto te la recomienda encarecidamente. Pues bien, te pones a verla con el freno de mano puesto y la mosca detrás de la oreja...y pasa lo que pasa.
De momento, esta visión del futuro que nos presentan Brooker&Co vía BBC, no es novedosa precisamente: un mundo sin salidas que no sean las pantallas de plasma, se ha visto en infinidad de ocasiones; cierto es que nunca a pedaladas. Alienación, egoísmo exacerbado, inanidad emocional, todo ello fomentado por una entidad controladora y publicitaria, que promete un edén sin bicicleta para aquellos que logren la fama.
Nos metemos en la vida de uno de ellos, integrado como todos y que poco a poco muestra más sentimientos de los que aparenta en un primer momento. A pesar de todo, el hombre siempre tiene un atisbo de imaginación, de "vida".
La visión es sombría a pesar de la limpieza que rodea a todo este mundo acristalado: todo por la fama, adiestramiento orquestado, sin salidas a la vista.
Y lo peor, es futuro pero formal: conceptualmente es puro presente. La falta de moral y de ética individual es escupida en varios momentos, que tristemente se pueden constatar a diario en nuestras televisiones. Los Grandes Hermanos de turno, Americans Idols etc, relativizan al ser humano a nivel de cobaya para entretener a la turba sedienta de espectáculo del peor.
Se ve con facilidad, pero miré el reloj un par de veces. Si no has visto muchas películas futuristas, te sorprenderán algunas ideas.
Nota: 6,70.