Directo al grano: la escena en la que suena el solo de Freebird de Lynyrd Skynyrd - y no diré más por no fastidiar- es de las mejores que recuerdo de acción de los últimos tiempos; y eso es decir mucho dadas las posibilidades actuales en la materia.
Una película que parece a priori un homenaje-mezcla de James Bond y Super Agente 86 -tomo prestado la analogía de conversación al respecto-, con tintes adolescentes, que finalmente es mucho más resultona que ese mejunge.
Colin Firth me desconcierta: a pesar de ser un tipo con aparentemente solo una pose actoral, logra devenir un espía creíble y atractivo desde la contención puramente brit. Le secundan un genio absoluto del cine como es Sir Michael Caine -lloro de pensar el día en que se cerciore la parca de que deje de actuar para siempre-, un cada vez mejor Mark Strong en lo que le echen y un multiusos llamado Samuel L.Jackson. Los jóvenes para mi desconocidos les secundan con brillantez.
Y Matthew Vaugh logra llevar una historia a buen puerto, que se podría haber descosido con facilidad sin su pericia. Esta Kingsman está a la altura de su genial Layer Caye con el James Bond actual Craig, y eso es decir mucho en mi opinión.
Las escenas de acción están resueltas con mucha originalidad, y las hay cómicas y otras que juguetean con lo gore sin dejar la sensación de película de acción a toda pastilla. Se recrea el modo inglés de alcurnia de toda la vida con las escenas más disparatadas de acción y explosiones. Una delicia en el alambre sin duda.
Por unos minutos temí la deriva tipo Juego de Ender, pero solamente son unos minutos para centrarse en el meollo de la historia, salvar al planeta de los malvados.
Insisto, una delicia para el espectador mínimamente predispuesto a pasárselo bien con una realmente buena película de aventura/acción.
Nota: 7,85.