Ante la tesitura de tener a una pandilla de adolescentes limpiando de minas las playas de la costa danesa con la muerte a cada paso, no podemos olvidar que las pusieron ellos. Los nazis. El mal con forma de arios impolutos, la genuina encarnación satánica en la Tierra con forma de manzana del Jardín del Edén.
Evidentemente, nos posiciona el director y la historia que cuenta en la tesitura de compadecer a unos imberbes de ojos azules jugándose el tipo en cada paletada en la playa como castigo y reparación a tanta infamia infringida en este caso a los daneses.
Protagoniza el cotarro su guardián, que como nosotros mismos pasa del odio visceral a la compasión momentánea - con mucha lentitud y reparos, eso sí-.
A pesar de lo que cuenta, es una preciosa de película con unas localizaciones increíblemente bellas. Supongo que el agua debe de estar a cero grados, si no no se entiende que no tengan tanto turismo como nosotros jajaja.
Tiene momentos muy dramáticos y otros de gran hondura ética, aunque sea bastante previsible su desenlace. En conjunto creo que es recomendable, sobre todo para los completistas del género sobre la II G.M.
Nota: 6,85.