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España España · barcelona
Voto de avanti:
8
7,2
1.975
Documental Recorre toda la carrera de Woddy Allen, film por film, a través de clips y numerosas entrevistas a actores, escritores, fotógrafos, directores, productores y a él mismo, acompañándolo en su rutina diaria, en su estudio, por las calles de Brooklyn, en su antigua casa y en el colegio de su infancia. (FILMAFFINITY)
11 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí no hay ficción, ni tópicos, ni mediáticos mensajes de ningún egocéntrico, paranoico nihilista ni sublimado personaje, solo está el incansable creador siempre interesado por encontrar nuevas ideas extraídas de sus innumerables notas de viajes, estancias en hoteles o en cualquier otro lugar, notas que le acompañan hacia la personal conjunción hasta hacerlas coincidir un nuevo relato, ponerlo en marcha y enfrentarlo con la producción, haciendo lo necesario para conseguir su propósito y dirigir su nuevo proyecto, convertido en trabajo creativo, en constante movimiento, en tesón con sus proyectos, siempre interesado en contar historias. Robert B. Weide realizó el documental que nos acerca al multidisciplinar Woody Allen, creador urbanita y cosmopolita, donde recrea las filias y las fobias humanas, generalmente de los entornos abrumadoramente habitados, intentando disociar en lo posible el creador de la persona. Para Woody, la vida consiste en como conseguimos distorsionarla.

Recuerda sus primeros años en Coney Island, siempre rodeado de familiares, o de amigos cuando se pasaba las horas en la calle. Allan Stewart Konigsberg (posteriormente Woody Allen) de padres longevos, y un abuelo que en tiempos fue dueño del cine Midwood donde pudo ver muchas películas, sobre todo las de Bergman y las que ahora se consideran clásicas, creciendo junto a unos padres que, o bien discutían o no se hablaban. El atareado padre de Allen era grabador en joyería, barman, camarero, taxista, corredor de apuestas…, lo que fuera para sacar a su familia adelante. La madre era quien tenía que presionar para que Allen y su hermana Letty Aronson hicieran algo con los estudios. Este Woody de barrio devino en un excelente creador de historias que el documental nos muestra con profusión de detalles, ampliados desde las diferentes opiniones profesionales del entorno cinematográfico.

Un paseo por el barrio de su niñez nos lleva a los lugares donde vivió su infancia y adolescencia, rememorando además su interés por la música. Allen empezó con el saxofón soprano a la manera de su admirado Sidney Bechet, a los pocos minutos se decidió por el clarinete. Su evolución como músico le llevó con los años a tocar regularmente en el Café Carlyle, lo que de alguna manera, al desarrollar su sensibilidad musical, además del ritmo y tempo, le valdría para su posterior creación cinematográfica, trabajando previamente como colaborador, entre otros con Walter Winchell of New York, H Happened Last Night de Eael Wilson, New York Day by Day After the Ball… de Frank Farrell, Early Bird Coast to Coast de Gardner, o en The Lyons Den de Leonard Lyons.

En Woody Allen, el documental (2012), nos cuenta Robert B. Weide, entre otras muchas cosas, como encontró su nombre artístico y la evolución hasta adoptar la gafa de pasta negra como parte indisociable de su imagen. Nos permite ver los inicios de un cómico que negaba ser actor, contrariamente a la creciente expectación de sus actuaciones en locales o en platós de tv. El show de Chevy (1958) de Sid Caesar, o sus actuaciones en El Blue Angel, que le dio las primeras oportunidades como cómico en directo, entre otros muchos lugares, confirmaron sus naturales aptitudes para la escena. Desde un primer momento los productores Jack Rollins y Charles H. Joffe vieron en él un gran potencial, contado con profusión de detalles por ellos mismos.

Un artículo en el Times le cambiaron las cosas poniéndole por las nubes por sus actuaciones en el Bitter End, presentándosele la posibilidad de escribir un primer guión de cine ofrecido por Charles K. Feldman para Que tal, Pussycat? (1965). Desde ese mismo momento, y hasta llegar a sus títulos actuales, la evolución de Woody Allen ha sido incuestionable. Con Woody como actor, guionista o director, la cosa fluye sola, no tiene miedo al fracaso y nos cuenta su versión sobre la teoría de la cantidad, que es en lo que se basa para justificar la ingente realización cinematográfica hecha hasta la fecha. Un buen documental, profuso en imágenes de archivo así como en generosas referencias a su filmografía.
avanti
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