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Voto de Palomitasconchoco:
5
Drama Nieve vive la lucha de sus padres por su custodia. Eva, la madre, es una artista que cree en la revolución sin censuras ni autoritarismo. Se ha vuelto a casar con Dan, un sueco que trabaja en la construcción de una planta nuclear. Manuel, el padre, es un dramaturgo que se sacrifica para escribir teatro en una zona inóspita de la isla, con el sueño de construir el nuevo hombre latinoamericano. La batalla de los padres desemboca en un ... [+]
24 de noviembre de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veinte años después de la grandiosa Estrategia del Caracol, Sergio Cabrera vuelve a la gran pantalla con una película decepcionante, tramposa y sobre todo muy maniquea. Todos se van tiene un guión pobre y un dibujo de personajes que se distancian hasta los extremos y que deja una historia poco creíble para llevar a una sola idea al espectador, una idea tendenciosa. El guión está más cercano a la propaganda anticastrista que al cine y esto hace difícil segundas lecturas o interpretaciones, porque sólo hay una visión y además extrema, poniendo toda la carne en el asador para crear conciencias como si de una Biblia machacona se tratara.

Además ‘Todos se van’ lo hace de la forma más antigua que el mundo del cine conoce para insertar moralina, la imagen de un niño que sufre, y más concretamente una dulce y encantadora niña que se convierte en víctima involuntaria de un sistema. En algunos puntos el guión de la cinta se hace hasta vergonzoso, tan poco sutil que parece directamente un insulto al espectador.

Las explicaciones de Cabrera sobre Todos se van en rueda de prensa

Sin embargo, esa es obviamente mi opinión, el propio Sergio Cabrera explicó durante la rueda de prensa de presentación en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva que su idea es mostrar como los poderes afectan a la vida íntima de la gente y que esto ocurre “en Cuba, en Colombia, en China o en España, en todos sitios”. Si la novela se ambiente en Cuba, no es si no porque la novela, del mismo título, en la que se basa la película, de la escritora cubana Wendy Guerra, se ambienta en Cienfuegos en 1979.

Cabrera, que fue diputado de Izquierdas en Colombia, que huyó a España por las presiones políticas cuando la derecha llegó al poder y que incluso llegó a militar en el partido comunista según confiesa, asegura que comparte con muchos cubanos “el sueño de una alternativa al capitalismo” pero que “cerrar las ojos ante cosas que están mal, hace daño a esa ideología” llegó a asegurar en su comparecencia ante la prensa en Huelva.

Más allá de las consideraciones políticas (doy las dos versiones, la que yo percibí al ver la película y la que el propio director explicó en su charla con los periodistas). Sí que es verdad que la película se salva por los aspectos más técnicos. En primer lugar por una buena mano en la dirección de un Cabrera que no le ha perdido el pulso a hacer cine y que le ha dedicado cinco años de su vida a estrenar esta película, en segundo lugar por una notable dirección artística y una correcta ambientación de la película rodada en Colombia y, en tercer lugar por el papel de una niña que sí funciona muy bien en el filme y que es el verdadero alma de ‘Todos se van’ en apenas dos meses “y nueve barbies después”, según confesó Cabrera, el siempre complicado trabajo de dirigir a niños quedó reflejado de una forma muy certera, aunque en una historia poco creíble y con unos personajes mal diseñados, caricaturizados por la bondad y la maldad en sus vórtices extremos.

Así es como esta película que hubiera firmado el propio McCarthy deja regustos agridulces, con un guión mal encauzado y poco convincente aunque el trabajo de detrás de la cámara sea positivo, con un director digno de admiración, pero que aún debe bucear más para encontrar su historia.
Palomitasconchoco
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