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Voto de Palomitasconchoco:
9
Drama. Romance A principios de los años 70, Bess (Watson), una ingenua joven de un pueblo costero de Escocia, se enamora de Jan (Stellan Skarsgård), un hombre mundano que trabaja en una plataforma petrolífera. A pesar de la oposición de la rígida comunidad puritana a la que pertenece, Bess y Jan se casan. Tras la boda, él vuelve a su trabajo, y ella cuenta los días esperando su vuelta. Bess, una creyente devota, cree que su amor está bendecido por el ... [+]
31 de julio de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo en Von Trier todopoderoso, creador del drama infinito, de todo lo visible y lo invisible…. La manera retorcida, sórdida, abrumadora que Lars Von Trier tiene de coger una historia dramática, desmenuzarla y servirla cruda, con la sangre manando de esos trocitos de existencia, es mucho más que cine, es una manera de oprimir las sensaciones, de centrifugar la conciencia, de hendir un dardo redentor en el más doloroso recoveco del alma. Rompiendo las olas es una experiencia trascendental a medio camino entre la obsesión religiosa, el asco, la admiración, el sacrificio y el amor extremo hasta sus peligrosos confines. Sea como sea, lo cierto es que esta cocktail molotov de sentimientos enfrentados en una sola cinta funciona, con una epidemia de sensaciones contradictorias, exasperantes en ocasiones, deliciosas en otras, que conducen al espectador hasta la extenuación a lo largo de sus 154 minutos de metraje.

Desgarradora, apabullante, desmesurada, el guión enfermizo de la película es una auténtica obra maestra que hace del que la vea un títere a merced de los caprichos de este genial director. Su manera de mezclar la conciencia religiosa de una mujer criada al amparo del fanatismo cristiano, con la sordidez sexual, la locura en el sentido literal de la palabra y con temas tan espinosos como la eutanasia, hacen ya de la obra un auténtico ejercicio de arquitectura narrativa, pero si además se consigue que la película no sólo sea verosimil, si no que se te inyecte en las venas con sus dosis de realismo (al estilo dogma un tanto tramposo de Von Trier) el guión es de por sí un monumento.

Y para mantenerlo en pie hace falta cimentarlo en una interpretación visceral y emotiva como la que consigue Emily Watson, que pone en pie un papel complejísimo y lo exprime con una pasión febril, imposible mejorarlo.

Técnicamente el director danes utiliza ya algunas técnicas Dogma, para afianzar la tensión dramática del filme, el temblor de la cámara al hombro, microelipsis de gran valor narrativo, sobriedad en la escenografia, planos muy cortos, luces naturales… todos ellos recursos para indagar en el realismo, para meter de lleno al espectador en su vorágine, y a buen seguro que lo consigue, incluso en su final donde busca la extroversión saliéndose por completo del cariz de realismo que ha tenido durante toda la película pero que de alguna manera sirve de desahogo para el espectador (difícil olvidar esas campanas)

Como casi siempre en Von Trier, peca de excesivo, de pedantería en ocasiones, de encajar frases y situaciones maquillándolas con una técnica envidiable, de tener poca consideración con el espectador, pero aún así tengo que rendirme a sus pies. Bravo.

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Palomitasconchoco
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