Seguramente hastiado de las naderías en las que aparecía como actor en los últimos años De Niro se decidió a realizar su segundo y ansiado film tras las cámaras. De entrada es un tema tan puramente norteamericano que desde el prisma europeo puede echar un tanto para atrás pero pronto se desvanecen las dudas ante la constancia de que "The good shepherd" es un film notable, realizado con sobriedad y sabiduría, no facil de seguir (no hay que despistarse) y bien intepretado. Es en sí un relato histórico, de 1939 al 1961, periodo crucial para Estados Unidos y para el mundo con la segunda guerra mundial de por medio y las tensiones posteriores con la Unión Soviética y Cuba. Pero donde alcanza mayor nivel el film es en el retrato de su protagonista, uno de los fundadores de la CIA que anda tan metido en la seguridad nacional que pierde el contacto con su familia y con casi todo vínculo emocional. Por momentos y aunque en la base no sean parecidos uno tiene la sensación de contemplar una película épica como "El Padrino" con decenas de personajes cruciales y en los que no hay ni un tema central ni dos sino que es todo un periplo vital en el que se suceden las tramas. Es un film de suspense, político, con ritmo por lo general lento con un final estremecedor. Es en esencia de lo mejor que nos ha llegado de Estados Unidos en los últimos tiempos, un film para volver a ver unas cuantas otras veces porque hay miga, hay sabiduría y aunque tal vez también frialdad por momentos, las formas de "The good shepherd" son las correctas. Grande De Niro una vez más.