Desde el punto de vista del "biopic" poco o nada hay de nuevo en este film de Bill Condon. Hay una buena interpretación, es cierto, Liam Neeson tiene todo el espacio del mundo. Pero les cuesta trascender con la historia que están contando. Para la gran mayoría ( es un suponer ) la figura de Kinsey es un desconocido y juega con la baza de que dificilmente podemos hacer comparaciones con la realidad sin conocerla a fondo. Pero es dificil creer que la vida de este señor fuera tan a la "hollywood" way. En contadas ocasiones consigue llegar al terreno de la emoción cinematográfica y afortunadamente al final ( y sólo en la última escena ) Condon se despega en parte de ese hálito Schindler hacía el que parece querer llevar de nuevo a Liam Neeson ahora haciendo de Kinsley. Un nuevo biopic sobre un señor al que escasamente se le muestran fisuras, es decir, dificilmente real.