La película NO me ha gustado, pero aun así he de reconocer que como mínimo es un experimento interesante y que encierra una incómoda metáfora.

Siendo justos con el film, se trata de un curioso ejercicio de psicología de masas en miniatura, estamos viendo qué ocurre en la intimidad de una sociedad cuyo egoismo abre las puertas a la crueldad, desde los casos más "inofensivos" (Tom) a los más desgarradores (el resto del elenco masculino). Por ello la ausencia de paredes encaja bien con el aire diseccionador de la película, pues nos deja ver todo en todo momento (sin dejar de tener su gracia la mímica de abrir y cerrar puertas).

Ahora pongámonos a pensar en LA METÁFORA, cuya existencia es la prueba de que esta película no es el esperpento de un desequilibrado: ¿y si Nicole Kidman es la imagen de un judío en los primeros tiempos de la Alemania Nazi? ¿y si es una inmigrante en nuestro país pero de otra raza?

La genialidad, si la hay, de Von Trier está en darnos un judío/inmigrante que, en la belleza y dulzura del personaje de Kidman, no podemos rechazar: es por eso que los actos de los pobladores de Dogville nos parecen tan obviamente aberrantes.

¿La hubiéramos tomado de la misma forma si hubiera sido una persona fea o de raza, por ejemplo, africana, ajena a la nuestra? De veras, hagámonos la pregunta, ¿seguro que no hubiéramos pensado que se trataba de una historia más sobre las formas de esclavitud? ¿nos hubiera enervado de igual forma que con la deliberadamente angelical Kidman?

Naturalmente atenta contra la sensibilidad y amor propio de muchos espectadores que la rechazan, como yo, pensando "¿por qué generalizan? yo jamás haría eso".

Pero la realidad histórica es que en la Alemania Nazi con los judíos ocurrió exactamente la misma transformación que en Dogville con Grace (Nicole Kidman). Bien es cierto que no había una educación democrática como la actual en que una importante proporción de personas tenemos un claro respeto por los derechos ajenos... ¿o no? ¿ayudamos a alguien en apuros de otra raza como haríamos con los de la nuestra? ¿o tal vez nos frenaría el miedo basado en estereotipos (basados a su vez en políticamente incorrectas pero reales estadísticas)? Tal vez no, dependiendo de los apuros, porque el miedo cambia la ecuación... ¡EXACTAMENTE IGUAL que en Dogville con la supuesta peligrosidad de la fugitiva Grace!

Dogville es el mundo, pero los malos no son tan malos ni la buena tan buena.

A lo mejor estoy complicando las cosas con intelectualismos, al estilo de Tom en la película, pero es que si no sentiría que me han robado unas horas de vida.