Gru pasó de malévolo villano hace un par de años a padre por vocación, con tres hijas a cuidar. Pero, debido a su experiencia como malo malísimo, la Liga AntiVillanos le pide ayuda para descubrir y detener a misterioso malvado. Como en la anterior entrega, la premisa es simple, y casi absurda, pero por el trato que le dan se obtiene un resultado bastante bueno.
Ya no tiene el componente innovador, pero es una obra de muy buena animación, una comedia con algún rasgo de brillantez, y otros un tanto convencionales, con gags dirigidos tanto a los críos como a los adultos (hay alguno que no sé si fue involuntario, pero parece que va hacia el público más mayor, o eso, o soy un mentesucia sin remedio).
Gru sigue siendo tan simpaticón; las niñas, simpáticas, ganan el corazón con facilidad. Los nuevos personajes tienen sus puntos: la agente secreta, imbécil y a la vez aguda, o el mejicano Eduardo y su hijo emo. Se desvelan otros traumas del personaje titular de la peli, y de ahí salen algunas de las escenas más cómicas del film. Sin embargo, lo que se lleva todo el protagonismo son los minions, esos bichejos amarillos infantiloides, sus balbuceos y risas tontas. Sus escenas son las que más risas arrancan.
Es una película afable, que se deja ver y gustará tanto a los pequeños como a los mayores.