El Apartamento es una de las historias más arrebatadoras, ácidas y cabronas de la historia del cine. Al contrario que en "El Crepúsculo de los Dioses", (película más oscura que juega en varios géneros: cine negro, drama, misterio, thriller...) aquí se nos presenta una historia más "simple" y simpática pero con un trasfondo claro y sin ambages: la posición de un donnadie que prostituye su dignidad, (representada por el apartamento: picadero particular de los jefazos) en pro de un ansiado ascenso laboral definitivo.

Y entre medias una mujer: Shirley MacLaine

Wilder no se anda con remilgos para abofetear a la sociedad americana de los 60', con su doble moral: gentleman de holgada posición social y moral que usa su estatus para "abusar" del género femenino, totalmente sumiso y objeto, así como de todo aquello que este por debajo de su escala de poder: Jack Lemmon.

Jack Lemmon resulta encantador en su rol de personaje prostituido, que ansía por encima de todo ascender del infierno a los cielos junto a los alcones de la compañía, (la escena de las inmensas oficinas recuerda a la de Neo en Matrix: individualismo y control) Su evolución de paria al servicio de los "fuertes", se verá truncada por la irrupción de Shirley MacLaine, haciéndole ver el verdadero significado del "mensch": un hombre no cuida sus valores por aparentar, un hombre debe ser fiel a sus valores porque es ahí donde reside la clave frente a los dominantes: tener claro tu camino es el verdadero atajo para progresar en la vida. Es en ese punto en el que Lemmon se "subleva" cual Atlas rebelado frente a un jefe al que vemos totalmente eclipsado y empequeñecido por el otrora "donnadie". La evolución final de Baxter no es un happy ending made in hollywood, es su determinación e integridad suicida lo que realmente nos lleva a pensar que rotas sus cadenas, podrá conseguir lo que quiera.