Henchidos en el despertar sexual, Bigas Luna se desmadra en una de sus cintas más porno de todo el firmamento hispano, y a diferencia de sus otras "obras", "Las Edades de Lulú" logra dar en todo el cérvix sin zaherir la conciencia cinéfila ¿Es una peli porno o una película erótica?

¡Qué más da! Lulú toca temas trascendentes, quizás un poco lastrados por las aviesas y espartanas maneras del pornógrafo Luna. Pero la peli a diferencia de "La teta y la luna" o el esperpento jamonil ("Jamón Jamón"), logra representar la evolución sexual de una mujer:

1. Su despertar sexual.
2. La desbocada pasión conyugal.
3. El rutinario coito marital.
4. Transgresión y metamorfosis final.

Concluiríamos que cualquier potencia sin control, no tiene sentido, y siempre es más sugerente una combustión lenta, pero firme y duradera que un "kiki" rápido. Eso es lo que "Las Edades de Lulú" representa, el desenlace entre transigir y transgredir la sexualidad hasta el límite mismo de la propia pareja. Aunque dentro de un dúo siempre está quién marca la tendencia y quien, por obligación o simple morbo, se deja llevar. Ese es el peligro y ese es el enigma del sexo que Lulú desea experimentar.