"La Cosa" de John Carpenter era y es una de las grandes obras maestras del cine de terror/ciencia ficción, una de esas películas de culto que nunca olvidas y que te mantiene pegado a la pantalla en estado de sumo suspense. Ya sola de por sí, sin ayuda de ningún "begins" o de ningún "origins" la cosa (nunca mejor dicho) funcionaba genial. No obstante, tanto la idea de una tardía secuela difundida por el mismísimo Carpenter, o la de una precuela rascaba mucho.
Entonces, llegó la precuela. Me esperaba un bodrio insustancial, debido a las críticas que la acompañaban y que, todavía, destrozara el inmenso legado dejado por Carpenter. Es verdad que no tiene ni el suspense de la original ni sus grandiosos y horripilantes efectos especiales. Aquí, los efectos especiales de ordenador los hacen más falsos todavía (y eso quieras que no, pasa factura), y el suspense de la trama de los ochentan se lo ventilan pasada media hora (cuando el gran monstruo pega un enorme salto del bloque de hielo).
No está Kurt Russell (te echamos de menos, tio) y tampoco está el efecto sorpresa.
No obstante y pese a su gran bagaje de inferioridades, esta precuela es un fantástico homenaje a Carpenter, bien adornado, con grandes guiños y jugosas explicaciones de por qué todo estaba como estaba cuando Kurt Russell y su equipo llegan a la base destruida en la anterior película, por ejemplo, y más importante aún: una historia con un mínimo de calidad, con el aliento de las míticas películas ochenteras y súper entretenida. Tiene un gran ritmo, y el suspense mínimo para satisfacer a todo tipo de público.

Así pues, nos damos de bruces con una precuela que da justo lo que promete en cuanto a expectativas deliberadamente pobres, pero sorprende y muy gratamente en cuanto a calidad general de la película y sabe cómo hacernos vibrar en el asiento en un buen puñado de ratos y cómo buscarnos las cosquillas dejando reglas y pistas de guiños explicativos para que una vez vuelvas a ver la de Carpenter todo encaje.