Es grandioso porque es algo que me he planteado desde pequeño, tener el poder de conservar tus vivencias y poder verlas cuando quieras. De hecho lo pensaba como algo que tendría mi alma o mi espíritu tras morir, una especie de recompensa final, supongo que por mi afán de mantener los recuerdos (especialmente los positivos) y por mi personalidad nostálgica. Hace años que no pienso en esas cosas, sobre todo porque parece poco probable... pero como argumento de ficción resulta algo con mucho potencial, y 'Black Mirror' lo ha sabido ver.

Así pues quizás gracias a ese planteamiento me ha apasionado tanto la trama de este episodio, de hecho da para una serie completa, y no es casualidad que Robert Downey Jr. se haya hecho con los derechos para hacer una película.

La trama del capítulo nos muestra cómo esta tecnología puede influir en las relaciones de pareja, pero puede abarcar mucho más, como por ejemplo el uso que podría hacer la policía de ello para detener a criminales, o para saber si los testigos son reales (Ahí te dejo la idea Robert).

Seguramente en general es el mejor de los tres primeros capítulos que forman la primera temporada de 'Black Mirror', aunque realmente el primero, 'El himno nacional', crea una intriga y tiene un final muy bien ejecutados.