Veo "Spider-man: Homecoming", el tercer reinicio de la franquicia de Spider-Man y la decimosexta película del Universo cinematográfico de Marvel (esta vez, unida a Sony), dirigida por Jon Watts (quien ha participado también en el guión) y protagonizada por el joven Tom Holland. En esta última aventura en solitario del trepamuros -la película de superhéroes más taquillera de este año- me ha encantado encontrarme de nuevo con Michael Keaton, Marisa Tomei, Robert Downey Jr. y Gwyneth Paltrow, pero no he conseguido tomar distancia del tono adolescente y juvenil que impregna toda la cinta (no olvido que el personaje principal cursa la secundaria en un Instituto de Queens) ni ordenar el desastre cronológico. Es cierto que la cinta acierta con la iniciación del personaje por el veterano Iron Man, con el recorrido por su aspecto familiar, con la construcción del villano, con el tono de humor y con los brillantes efectos especiales pero creo que sobran muchas explosiones, no entiendo por qué los protagonistas se hablan a gritos y me hubiera gustado un poco más de gravedad y más profundidad dramática. Entretenidísima, de 4,4.