Sergio Leone es lo menos malo del subgénero. "La muerte tenía un precio" es una de las tres películas, junto con "Pon un puñado de dólares" y "El bueno el feo y el malo" que constituyen lo más demostrativo de este estilo de cine, siendo la mejor, la última. En general, la fotografía bellísima, la tensión de los planos y la genial banda sonora de Ennio Morricone (una de las mejores de la historia) hacen de la producción algo irrepetible. Otra cosa es que la historia es una fábula desmadrada inverosímil, con una acción que nada tiene que ver con el oeste de verdad, Aquí el western se reinventa a sí mismo, con despiadadas ensaladas de tiros sin compasión, donde los buenos son bastante malos y los malos son más malos y pordioseros que nunca. Los paisajes de Almería difícilmente se pueden confundir con los de Nuevo Méjico, ni siquiera haciendo el más grande esfuerzo de imaginación. Lo chocante es que Clint Eastwood se hiciera famoso por sus interpretaciones con Sergio Leone, cuando después pasaría a convertirse en uno de los más grandes directores americanos (el John Ford del siglo veintiuno).