Por esta película Woody Allen podría ser considerado el Bertolucci neoyorquino, con el añadido de su particular estilo como guionista. Pertenece al género de comedia culta, que tan asidua es del director y que no interesa a buena parte del público. No obstante, el trío amoroso es motivo de inspiración de muchas historias novelescas y cinematográficas. Penélope Cruz está impresionante en su papel de artista plástica depresiva y destructiva, merecidamente multipremiada. No le van a la zaga Scarlett Johansson (una de las actrices fetiche del autor) ni Javier Bardem, extraordinario en su personaje del carismático pintor de alto "standing", amante de la vida, de la música, de la buena gastronomía y bohemio, curiosamente sin problemas económicos. Como siempre, destaca la banda sonora, esta vez con temas de guitarra española clásica y flamenca, sin olvidar el jazz gitano. Lo único que se echa en falta es alguna que otra frase en catalán, puesto que una de las protagonistas es estudiosa de filología catalana.