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Voto de John Giraldo:
6
Ciencia ficción. Acción Año 2028. La compañía multinacional OmniCorp domina la tecnología robótica. Sus robots han ganado todo tipo de guerras fuera de los Estados Unidos y ahora quieren probarlos dentro del país. Por su parte, Alex Murphy, un policía de Detroit, trata de acabar con la ola de crímenes que arrasa la ciudad. Cuando Alex resulta gravemente herido en acto de servicio, OmniCorp utiliza sus conocimientos de ciencia robótica para salvarlo y también ... [+]
20 de febrero de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
Docente universitario y periodista
[email protected]

Una casualidad resulta al ver que el remake famoso de ciencia ficción de Hollywood, el Robot policía hecho de un humano, es menos de acción y más de drama. Algo pasa cuando merman las acciones y se incrementan las escenas donde se re-crea la ciencia, o los absortos hechos sobre lo que implica que la humanidad transite hacia su mecanización, o que converja con cyborgs. Robocop captura la atención de los espectadores, quienes se adentran en los adelantos tecnocientíficos, al paso que se vive el mundo y sus realidades en medio de un plató noticioso, donde un presentador de noticias hace las veces de controlador de todos los demás.

Ahí también se encuentra otro dato curioso, el medio televisivo en cabeza de un semidios no es un árbitro ni menos un informador periodístico, es la autoridad, el juez, la parte, la noticia, en fin, un apoderado de lo que se debe y no debe hacer y en eso el Robocop cuenta con una gran incidencia para ser o no ser, para ir en la mengua de los actos desbordados de inseguridad; en la primera versión de esta película en 1987, se decía: “Este es su noticiero, denos tres minutos y le daremos el mundo”. Ahora no se da el mundo, se dice qué es lo correcto y qué importa, como en Detroit prohibieron las máquinas, lo primero será persuadir para que las acepten: “Hasta la policía, los hombres y mujeres que juraron ampararnos siempre, se pueden sobornar; ellos son corruptibles. Las maquinas sin embargo son libres de corrupción”, dice Novak, el presentador. Luego, el otro protagonista principal es un científico, uno que se encuentra a los designios del mercader del miedo y las balas.

Ahora, el miedo, la coacción, los hechos de salir en busca de la seguridad en cada patio trasero de los Estados Unidos, la violencia y el control, están ahí gravitando en la película. De manera que balas hay pocas, hechos llamativos alrededor de un cyborg se ponen frente a nosotros, nos inquietan y queremos saber qué pasará. Ese giro de la película depende en gran medida del director, se trata de un brasilero José Padilha, quien antes nos había sorprendido con una película de mucha factura narrativa, pero donde las balas eran un común denominador, allá en la favelas, nos mostró cómo operaba un súper comando de la policía, y le valió para dos filmes, Tropa de élite. Así varios directores latinoamericanos le andan colocando su toque a los fabricadores de sueños en Hollywood.

La lucha entonces es la de saber si ese humano ya hecho máquina (el nuevo hombre de Hojalata) podrá ser querido por los demás, y al tiempo ser controlado por sí mismo, mientras que la corporación Omnicorp que lo ha creado hace muchos más. Robocop es un comodín de la ciencia ficción, un espejo que nos pone una mirada hacia el futuro, un futuro que pisamos, donde ya un ser humano se puede revestir de metal mientras el corazón sigue latiendo y la conciencia dictaminando los pareceres de la vida.

sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
John Giraldo
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