Hay varias formas de enfrentarse a una película como esta, una es escandalizándose por lo políticamente incorrecto de su planteamiento (y realmente es un festival de lo políticamente incorrecto), otra es analizándola desde el punto de vista cinematográfico (lo que deja mucho que desear) y otra es simplemente riéndose como un loco de los salvajes gags. Y si hay que ver una película como esta lo que hay que hacer es olvidarse de todo y simplemente disfrutar. Porque hay mucho que disfrutar y algunos gags están realmente conseguidos. El problema es cuando la película pretende desmarcarse del aluvión de chistes zafios y entrar en una historia clásica y es ahí donde falla estrepitosamente. Simplemente no funciona, una parodia con chistes zafios es un mecanismo de precisión pero una historia de amor con chistes zafios es una ridiculez. ¿El resto? Su primer tercio es arrollador, está muy bien interpretada (sobre todo en los secundarios), la factura es elegante y es diferente. ¿Recomendable? Por supuesto, es hilarante a pesar de sus fallos.