¿Por qué un blockbuster no puede ser una buena película? Vivimos en el clasismo que nos dice que el entretenimiento no intelectual y lo intelectual no es entretenimiento. He escuchado comentarios de gente que echa pestes de películas sin haberlas visto, solo porque son películas comerciales. ¿Dónde está el problema? Si crees que una película no es para ti, no la veas, pero tampoco cometas la estupidez de hablar sin conocer. “Misión Imposible: Fallout” es el mejor ejemplo de película de entretenimiento (un blockbuster en toda regla) que, además, tiene calidad, ritmo, profundidad y una historia que no trata al espectador de tonto a las tres. Resulta sorprendente que la sexta entrega de una franquicia (¡la sexta!) no solo sea la mejor película de la saga (¿Quién dijo agotamiento?) sino que acabe siendo una de las mejores películas de acción que uno ha visto desde hace mucho. De acuerdo, la película está montada en torno a cuatro espectaculares escenas de acción, en un “in crescendo” espectacular que culmina con los mejores 15 últimos minutos de cualquier película de acción vista. Es decir: es una formula. Pero la formula funciona. “Misión Imposible: Fallout” comienza con ritmo lento, construyendo con paciencia la historia, poco a poco, dotando de profundidad dramática a los personajes y su entorno, y una vez lo han conseguido, entonces sacan la artillería pesada (comenzando por esa maravilla de pelea en los lavabos) hasta llegar a un clímax que deja (literalmente) clavado al espectador en la butaca. Tiene ritmo, pero lo usa de manera inteligente, de más a menos, al contrario de lo que proponen los maestros del suspense.

Podríamos decir muchas cosas acerca de los actores, de un sorprendente Tom Cruise mas convencido que nunca, de una banda sonora sorprendentemente útil, de un montaje que es tan preciso como un cirujano operando a corazón abierto. Podemos hablar de cientos de aspectos técnicos que aquí están al servicio del producto. Y todos funcionan. Pero, desde mi punto de vista, la clave está en el director Christopher McQuarrie que, a su vez, es el autor de ese guion que parece casi una pieza de orfebrería en el género de espías, con constantes giros que encajan a la perfección. McQuarrie entiende perfectamente la película que tiene entre manos, no pierde el tiempo, sabe la estrella de acción que tiene en sus manos (dispuesto a todo) y, cual inteligente alquimista, convierte el agua en oro, convierte un blockbuster veraniego en una magnifica película.

¿Es entretenida? Sus dos horas y media se consumen con avidez. Al fin y al cabo ¿no es eso lo que pretendemos? Entretenimiento. Y si, además, tiene calidad. Mejor. La forma sobre el fondo aquí funciona a la perfección porque el guion de McQuarrie tiene mucho fondo.

Y eso siempre es de agradecer…