Película ambientada en el universo cinematográfico del afamado ex campeón de los pesos pesados del boxeo, Rocky Balboa (Sylvester Stallone), en esta ocasión, el conocido protagonista ayudará a convertirse en púgil a Adonis Johnson (Michael B. Jordan), hijo de su archirrival y posterior amigo, Apollo Creed. Sin embargo, Johnson intentará hacerse un nombre gracias a sus cualidades, más allá de las expectativas que pueda crear por ser el hijo de una leyenda.

De Creed es mi deber decir dos cosas, la primera es que Coogler se luce en la dirección del film, logrando establecer un trabajo con un ritmo trepidante, emocionante y emocional, confirmando de esta forma su talento tras las cámaras. Hay secuencias muy bien conseguidas, las peleas están bien coreografiadas metiendo de lleno al espectador, una en particular que es un plano secuencia genial.

Sin embargo, Coogler, coautor del guion junto a Aaron Covinton, tampoco arriesga mucho, o mejor dicho, nada, en cuanto a argumento, en ese sentido presenta una historia llevada múltiples veces a la pantalla grande (incluso en los trabajos previos Rocky y sus secuelas), lo que la vuelve muy predecible, todo muy calculado (la chica, el hijo del amigo de Rocky, incluso la pelea final). Esto es un punto lamentable porque lo mencionado en el párrafo anterior, si bien es cierto constituyen bien el cuerpo del film, esto no se complementa en las bases y lo principal, que es la historia.

Pero reitero, el largometraje se sostiene bien y no duele verlo, aunque según muchas opiniones me esperaba una obra más sólida, es claro que el aspecto nostálgico mueve a muchos, las actuaciones son correctas y la escenificación de todo lo referente a este deporte están muy bien constituidas.