Tras la muerte de su padre, Oliver comienza a replantearse su vida. En una fiesta de disfraces conoce a Anna (Mélanie Laurent), una actriz francesa muy interesante con la que empieza una relación.

A partir de ese momento la película divaga entre el presente y el pasado de Oliver, más específicamente parte de su niñez (relación con la madre) y las últimas semanas de vida de su papá, donde llega a conocer parte de su vida homosexual.

El filme en términos generales es una genialidad, muy entretenida y divertida. Resulta ser visualmente muy atractiva en cómo se nos presentan momentos del pasado mediante un juego de fotografías. O también cuestiones más actuales mediante dibujos del protagonista. El cual también llega a mezclar frases con otros trazos para su trabajo.

Sobre los últimos minutos parece que se alarga un poco la película, pero esto resulta un detalle menor ante la excelente historia (y como se nos cuenta) presente ante nosotros. Rescatar la química entre McGregor y Laurent, y la clase de actuación que da Plummer, además de un perrito que se roba el show.