La aspirante al FBI Clarice Starling (Jodie Foster) es contactada por Jack Crawford, encargado de la Unidad de Ciencias del Comportamiento en este organismo, para que se entreviste con el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), quien se encuentra recluido en el manicomio de Baltimore bajo estrictas medidas de seguridad, esto para ver si puede sacarle información sobre un asesino de mujeres en serie del que se tiene pocas pistas.

Basada en la novela homónima de Thomas Harris, con guion de Ted Tally, la película da a conocer mundialmente a uno de los personajes ficticios más temibles pero a la vez más galantes que se han creado. Con una dirección majestuosa y una construcción de personajes ideal, además de un elenco que se encuentra en una posición espectacular, con Hopkins que eleva este personaje a un mito difícil de alcanzar (no imposible…).

La trama de la película sigue dos líneas claramente definidas, por un lado todo lo referente a Hannibal que va de la mano con Clarice, mientras por otro está lo referente a este asesino llamado Jame Gumb (Ted Levine), ambas vertientes están forjadas en gran forma y nunca una pierde fuerza sobre la otra. Por el contrario, son muy profundas y se complementan en gran forma, el ir conociendo más a fondo a Hannibal y su pensamiento, así como las intenciones bastante macabras de Gumb.

La ejecución que consigue Demme para representar todo esto es asombroso, logra crear un ambiente enrarecido, oscuro y misterioso, una sensación de podredumbre rodea todos los espacios en la pantalla. Múltiples primeros planos, múltiples también las escenas y diálogos que quedan en la mente del espectador, además de un par de escenas chocantes de Hannibal en acción, sublime y brillante.