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Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
8
Drama En contra de los deseos de Eva, su madre quiere reformar la casa y deshacerse del gato, que, desorientado desde el divorcio, orina por todas partes. Eva quiere irse a vivir con su padre, quien, desorientado como el gato, vive una segunda adolescencia. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2023
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eva (Daniela Marín) es una joven de 16 años que luego de la separación de sus padres vive junto a su madre Anca (Vivian Rodríguez) y Sol (Adriana Castro) su hermana pequeña, no se siente cómoda por tanto tiene el anhelo de irse a vivir con su Martín (Reinaldo Amién), su padre, un tipo muy ambiguo de un carácter hasta contradictorio.

La protagonista se enfrenta así a dos realidades muy distintas, por un lado su mamá remodelado su casa gracias a una herencia de una tía, mientras por otro, su padre buscando su norte y como estabilizarse, todo esto acompañado de un elemento en común, los gritos y la violencia, su mamá intentando que esto se de en su casa, mientras que su padre que es amoroso tiene episodios muy marcados de violencia y agresiones que claramente, se deja entrever que eso fue lo que llevó al final de la relación con su pareja.

Mientras todo esto sucede, Eva va teniendo a su vez un despertar sexual, como también lo tuviera la protagonista de Lucía en el limbo (2019) su cortometraje más reconocido. Este interés y curiosidad también va a ser un elemento clave para el largometraje, mientras experimenta e intenta definir lo que siente, involucrándose de por medio con algunas personas.

Escrita y dirigida por la realizadora Valentina Maurel, se trata de su primer largometraje, el cual logra sostener con una historia atractiva e inquietante por partes iguales, para ella sin duda cabe destacar la construcción de los personajes principales, Martín es de los mejores personajes escritos a nivel nacional, un tipo de extremos, con gran sensibilidad pero con un carácter inmanejable.

Por otro lado Eva, una chica que se encuentra en una posición de rebeldía con ganas de experimentar, de llevar la contraria pero que de igual forma no deja de ser alguien sensible que únicamente quiere su bienestar y el de su gato Kuesi, pero lo mejor de todo es que no es una victima, solo se mueve por el mundo que le tocó y lo enfrenta.

A todo esto se le suma otro de los puntos más relevantes y mejor conseguidos de la película, la dirección de fotografía a cargo de Nicolas Wong, en este campo el costarricense más reconocido y acá nuevamente demuestra por qué, en este caso retratando una parte poco atractiva de san José pero que no deja de ser parte del país y de lo que deseaba la autora mostrar.

Tengo sueños eléctricos se posiciona como una muestra de cine valiente, que aborda de frente temas incomodos como el de la violencia intrafamiliar o las relaciones impropias, una gran película que por cierto, su titulo nace de un poema escrito por el personaje de Martín que resume buena parte de la convivencia de esta familia.
10P24H
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