Película muy volada (literalmente), ambientada prácticamente en su totalidad en Bodega Bay, un pequeño pueblo costero ubicado en las afueras de San Francisco donde comienzan a suceder una serie de extraños eventos entorno a ataques de grupos de aves en contra de humanos.

A pesar de lo poco lógico que puede pensar uno que suena esto (hablamos de ataques masivos de aves), Hitchcock logra filmar una película bastante arriesgada en su discurso y en su forma, logrando forjar una obra seria que se aleja de parecer una fábula por el tipo de tema que conlleva.

Es que uno puede pensar: “¿ataques de pájaros? No es la gran cosa”, pero Hitchcock agraciado por su excelencia, logra ir metiéndole temor al espectador, pasando de hermosos pajaritos en una pajarería a agresivos animales que consiguen generar caos e incluso hasta llegar a matar a las personas.

Una maestría sin duda alguna, que se sirve de efectos especiales exquisitos para su época, que puede que se denoten algo anticuados por momentos, pero bueno es un punto menor en este caso; además un excelente montaje con varias secuencias realmente épicas en cuanto a lo que se desea mostrar.

El final sigue esa línea de misterio que envuelve a todo el film, dejando de lado cualquier explicación evidente o sosa, enfocándose en la angustia de los personajes y su intento de liberación, donde el espectador juega el papel de juzgador entorno a todo lo que vemos en la película, sin ser de las obras cumbres de Hitchcock, es sin duda alguna una obra que se disfruta totalmente.